Mi mundo es el de los negocios de tecnología. He estado en él lo suficiente como para verlo pasar de ser una “rareza para expertos”, a una realidad que se mezcla con todo lo demás y que es inherente a todo lo que se hace.
Hace años cuando trabajaba en proyectos de centros de datos, tuve en mis manos un estudio que mostraba que el mundo tecnológico era la segunda industria que más generaba huella de carbono, la primera era la ganadería (este tema da para otro artículo). Al parecer los aires acondicionados de los lugares donde se crean los centros de cómputo, la polución electrónica y la cantidad de energía e inversión que se usa para crear los productos de hardware y software tecnológicos, son una gran fuente de carbono que termina indefectiblemente en nuestra atmósfera.
Los grandes fabricantes de equipos han tratado de rediseñar muchos de sus productos para minimizar su impacto, nosotros como consumidores debemos hacer lo mismo.
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