Cuando hablamos de Huawei estamos hablando de una empresa que, desde el primer día de su establecimiento en 1987, producto de la política de reforma y apertura de China, nunca ha dejado de avanzar y elevarse una y otra vez a nuevas cotas de innovación tecnológica, en su afán inclaudicable de ser el mejor y más sobresaliente jugador en su campo, tanto en lo que es la gestión empresarial como en lo que es la calidad de sus productos y servicios, pero muy especialmente, para mi concepto, en su vocación internacional o transnacional, de conexión e integración con el mundo exterior.
De no conformarse con ser lo máximo sólo dentro del territorio hogareño sino, como se dice en China, atreverse a nadar en mares abiertos, a trabajar como empresa doméstica en otros países, creciendo y convirtiéndose en actor relevante en la arena empresarial global a través de aprendizaje concienzudo, de competencia valerosa y leal y de proactiva fusión cultural con las comunidades locales.