ONU creará el primer panel científico para la gobernanza de la IA

El Panel Científico Internacional para la gobernanza de la IA tendrá 40 integrantes. Aunque su creación tiene amplio respaldo global, no fue apoyada por Argentina y tuvo reservas de Estados Unidos.

En medio de las crecientes preocupaciones por los riesgos asociados a la Inteligencia Artificial (IA), la ONU creará un panel científico para la gobernanza de la IA, que se encargará de evaluar los posibles impactos de esta tecnología en los diversos ámbitos de la vida.

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó el martes 26 de agosto el establecimiento de dicho panel, el cual estará conformado por 40 integrantes con experiencia probada en este campo de la tecnología.

A través de la resolución A/79/325, la ONU determinó que el nuevo Panel Científico Internacional Independiente debe garantizar la representatividad e inclusión, con el objetivo de asegurar que la Inteligencia Artificial esté al servicio del  bienestar social.

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Por lo tanto, el panel contará con miembros que tendrán un mandato de tres años y su elección se hará con base en criterios de equilibrio geográfico. Además, tendrá dos presidentes, uno de un país desarrollado y otro procedente de uno en vías de desarrollo. No podrán formar parte funcionarios de las Naciones Unidas.

Una de las tareas más relevantes del panel será el desarrollo y presentación de evaluaciones científicas en las que se identifiquen los potenciales riesgos e impactos de la IA en la sociedad, la economía, la cultura, la política, la lengua y otros ámbitos.

Sin embargo, esta tarea de análisis no abordará temas militares, ya que la resolución incluye una excepción específica para este caso. Y los informes anuales que emita sobre sus evaluaciones tampoco tendrán un carácter normativo o vinculante, sino solamente consultivo.

EE. UU. y Argentina en desacuerdo

La resolución de la ONU para crear el primer panel científico en esta materia contó con amplio respaldo, pero Argentina y Estados Unidos se mostraron en desacuerdo.

Argentina retiró su apoyo a la resolución debido a que considera que plantea elementos que no reflejan sus prioridades, especialmente porque el documento incluye referencias al Pacto del Futuro de las Naciones Unidas.

Estados Unidos, aunque no quitó su apoyo, dijo que no se siente representado por algunos párrafos que contienen referencias a los sesgos de género y a los objetivos de desarrollo sostenible vinculados a la gobernanza de la IA.

Desde meses atrás, Estados Unidos ha chocado con la ONU en la visión sobre la Inteligencia Artificial. Mientras desde el organismo internacional se hace un llamado a vigilar sus riesgos y avanzar en la gobernanza, el gobierno de Donald Trump simpatiza más con la desregulación y la no intervención estatal.

Un primer paso en la gobernanza pero cauteloso

Como iniciativa emergente de la Asamblea General de la ONU, el panel cuenta con legitimidad global y busca integrar la perspectiva tanto de los países más desarrollados como aquellos que están en vías de desarrollo.

Y como muestral, Costa Rica y España fueron los países que se encargaron de preparar la resolución, y de dialogar previamente con los Estados miembros para lograr consenso sobre su contenido.

Así, la creación del panel y, en paralelo, el establecimiento de un Diálogo Mundial sobre Gobernanza de la Inteligencia Artificial permite iniciar formalmente debates y normativas sobre IA con respaldo internacional.

La creación del panel, además, pone la gobernanza de la IA en la agenda global, señalando que cuestiones como ética, sesgo algorítmico, transparencia y responsabilidad institucional son preocupaciones universales.

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Al no permitir la inclusión de funcionarios, se evita que el panel se convierta en espacio de lobby o giros políticos. En cambio, con una base experta, se facilita un debate basado en evidencia.

Sin embargo, sin mandato legal ni mecanismos vinculantes, el panel científico puede quedarse en consejos bien intencionados pero con escasa traducción práctica.

La resolución de la ONU es un primer paso importante pero cauteloso, más conceptual que operativo. La verdadera prueba de su valor estará en cómo se instrumenta el panel.

Su composición debe ser diversa y representativa, con deliberaciones transparentes, y sus recomendaciones deben ser traducidas en políticas concretas y supervisadas. Sin ese paso crítico, corre el riesgo de quedarse en un ejercicio retórico.