Reforma Jorge Fernando Negrete P.
Uno de los temas más recurridos por consultores, analistas y periodistas económicos es el relativo al nearshoring. Un neologismo económico que ha sido analizado en una sola dimensión y soslayado en su potencial oportunidad. Es una promesa que puede exponenciar su alcance, si se vincula a la política pública, la conectividad, la transformación digital y la innovación.
¿Qué es? La teoría clásica sostiene que el nearshoring es la estrategia de negocios por la que una empresa transporta parte de su producción a otro territorio. Hablamos de una decisión estratégica y estrictamente económica.
¿Por qué sucede? En principio se busca acercar las cadenas de suministro dentro de los mercados globales más rentables, con el objetivo de reducir los costos, buscar proveedores en otros destinos, acercarse a los centros de producción y relocalizar las cadenas de suministro.
Una segunda razón es la circunstancial. Hoy el mundo está en crisis y ha comenzado una desaceleración del comercio mundial, generada por diversos factores: el fin de los paquetes de estímulos económicos en el mundo, la subida de los precios de las materias primas, el conflicto Ucrania-Rusia, la política china de cero tolerancia al Covid, el aumento de las tasas de interés y la consecuente afectación a las cadenas de suministros.
La UNCTAD señaló que estamos en un momento de “desafío para las cadenas de suministro mundiales, causando demoras y altos precios en los fletes desde China hacia Europa y América, por lo que Latinoamérica y Estados Unidos tienen una oportunidad de sobresalir en el nearshoring”.
La oportunidad. Durante la Cumbre de las Américas, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó a gobiernos y empresas del hemisferio un documento para analizar opciones para aprovechar las oportunidades que se abren ante la reconfiguración de las cadenas globales de suministro y la creciente digitalización de la economía.
Según cálculos del BID, “la ganancia potencial para América Latina y el Caribe de las oportunidades del nearshoring podrían representar un aumento de hasta 78,000 millones de dólares en nuevas exportaciones de bienes y servicios”, 35 mil de los cuales serían sólo para México.
La conectividad. ¿El TMEC ayuda? Sin duda, pero con hiperconectividad el potencial es mayúsculo. A mayor conectividad y uso de tecnologías digitales, mayor innovación (Innovation Capacity Index) y competitividad. La integración de las cadenas de suministro en Norteamérica serán digitales.
Las industrias señaladas en el estudio del BID, automotriz, textil, farmacéutica y la de energías renovables” son altamente demandantes en conectividad y si queremos traer fábricas de chips, están serán 100 por ciento 5G, tal y como la nueva fábrica de chips en Austin, Texas, de Samsung, con un valor de 30,000 millones de dólares. Toda la frontera norte de EUA: Texas, Arizona, Nuevo México y California está hiperconectada con conectividad 5G. Chile está en el puesto ocho del ranking mundial de banda ancha fija, con 217.6 Mbps y España expidió una ley que pide un mínimo de 100 Mbps móvil a los operadores.
Por eso preocupa que estados como Nuevo León, Aguascalientes, Querétaro, San Luis Potosí, Durango y Guanajuato, del corredor industrial del TMEC, estén lejos de la conectividad de España, Chile, EUA y no se encuentren en los primeros 10 lugares de conectividad de la ENDUTIH. Nuevo León, que lideró la ENDUTIH hace un año, decreció en el número de usuarios de Internet (84.5% en 2020 vs. 84.2% en 2021) y fue superado por la CDMX, Baja California y Sonora.
Mala conectividad en la zona industrial de nuestro país es malo para el comercio digital, la sociedad digital y la evolución de las cadenas productivas vinculadas al TMEC.
El manido anglicismo de nearshoring debe enriquecerse con hiperconectividad, para generar un concepto sexy de inversión verdadera en el marco del TMEC.
Las oportunidades son como los amaneceres. Si esperas demasiado tiempo las echas de menos: William Arthur Ward.
Presidente de Digital Policy & Law
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