Control de objetos, ayudante personal, dinamizador del hogar. Los asistentes digitales han proliferado el uso de la voz como vehículo para interactuar con los dispositivos electrónicos. La llegad de los llamados altavoces inteligentes han empezado a erigirse como propulsores de una transformación muy ambiciosa en los hábitos de las personas.
Aunque todavía es pronto para anticipar un futuro plagado de objetos que «hablen» entre sí, las principales empresas de tecnología de consumo han asumido el discurso que va a ser así en los próximos años. Y no solo asumido; a través de esta tendencia candente se aprecia en los productos que van lanzando en la actualidad y que muchos ya integran sus propios asistentes de voz, ya sea compatible con los más populares, Alexa, Assisant o Siri.
Software que se ha venido depurando y perfeccionando con el tiempo pero que requieren de estar permanentemente conectados a internet. Son útiles, es cierto; tienen capacidades tan variadas como indicar la previsión meteorológica, controlar funciones como la luz o la temperatura en una habitación, consultar estados bancarios o realizar compras directas.
Pero, sin embargo, no están exentos de un sufrir posibles intromisiones y «hackeos». Los expertos en seguridad informática tienen precisamente dudas al respecto. «La falta de autenticación del usuario implica importantes riesgos en el uso de estos asistentes, cada vez más habituales y extendidos», apuntan en un comunicado fuentes de Biometric Vox, empresa tecnológica española especializada en soluciones de biometría de voz para usuarios y empresas.
Robo de identidad
Existen -comentan- ciertos peligros si no se aplican técnicas de autenticación con garantías, por ejemplo, mediante una biometría vocal. Algunas de ellas son la posibildad de una usurpación de identidad. «Cualquier persona podría hacerse pasar por el propietario del dispositivo inteligente y publicar en su nombre en sus redes sociales, e incluso, si ha vinculado su tarjeta de crédito, realizar alguna compra online», señalan.
Aunque algunos asistentes cuentan con sistemas de reconocimiento vocal, que permite activarse siempre y cuando la persona que ha registrado previamente su voz sea el único que pueda gestionar los equipos, no todo está totalmente implementado. Una razón por la que los expertos recomiendan «activar una protección por código en el asistente» porque entienden que «reduce el riesgo», aunque reconocen que «no lo descarta».
Uso inapropiado
Otro de los posibles riesgos que aprecian los expertos es un uso inapropiado del perfil de usuario: «La ausencia de verificación del usuario puede ocasionar que no haya prioridades de acción diferentes para los distintos usuarios de un asistente virtual», señalan.
Por ejemplo, si queremos poder comprar contenidos con agilidad y el asistente virtual tiene esa capacidad, podríamos exponernos a que un menor acceda a contenido inapropiado o realice compras sin la autorización de sus padres; y si anulamos el permiso de compra, perdemos utilidad y agilidad. «La solución es poder autentificar la identidad de los distintos usuarios y así cada perfil tiene sus propios permisos y capacidades», añaden.
Acceso a información privada
Al hilo de los posibles riesgos anteriores, los expertos creen que es perfectamente plausible acceder a información privada de un usuario al sincronizar numerosas aplicaciones de terceros. «La falta de identificación provoca que cualquier otro usuario pueda solicitar información privada del propietario al asistente de voz, por ejemplo, sobre actividades recientes, documentos confidenciales o contactos», lamentan.
Control sin permiso
Otra intertidumbre viene de los mensajes desde el exterior. En un sistema domótico interconectado podría darse el caso -dicen- que un extraño pidiera al asistente que abra la puerta o ventanas de la oficina o vivienda para acceder a ella sin permiso. Recientemente, una campaña de publicidad en televisión que verbalizaba una orden de compra a un asistente virtual provocó la compra masiva de un determinado producto en muchos hogares que tenían el asistente cerca del televisor. «La mejor opción para resolver todos estos problemas es dotar al asistente de una capa más de seguridad con una identificación biométrica por voz», proponen.