Excélsior Alicia Salgado
La iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal que envió la presidenta Claudia Sheinbaum a la Cámara de Diputados incluye cambios y adolece de otros que son necesarios para un buen y eficiente gobierno. Aunque habrá de esperar a que los coordinados por Ricardo Monreal procesen en la cámara lo relativo a la desaparición de órganos autónomos y la adscripción de las tareas regulatorias y de vigilancia y supervisión que éstos realizan, debieran evitar la doble vuelta y, de una vez, subir la nueva estructura de gobierno. Vea el caso de la creación de las tres nuevas dependencias. En el caso de la Secretaría de las Mujeres, que encabezará Citlalli Hernández, no hay competencia porque la ejecución de la política nacional de género es una tarea clara, definida y transversal para lograr el equilibrio educativo, de salud, laboral y de bienestar de mujeres y hombres en México. Como dice: llegamos todas.
Pero en el caso de la Agencia de Transformación Digital (ATD), pareciera que a José Merino (José Peña Merino) le asignan facultades muy relevantes en materia de datos personales, incluyendo biométricos, con el objetivo de construir la ciudadanía e identidad digital.
Algunos críticos del segundo piso de la 4T consideran que será un concentrador del poder, pues tendrá el control efectivo de la comunicación al asignarle también la responsabilidad de conducir la política de telecomunicaciones y radiodifusión en materia de asignación de espectro, la red mayorista, producción de software estatal, coordinación de la estrategia e-gobierno (5,463 procedimientos registra el Inegi como trámites ante gobierno federal, de los cuales 4,128 se realizan de manera presencial, es decir, el 75% de éstos).
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