High-tech vs. real estate: repensar la inversión y el potencial del ecosistema israelí
Paola Pérez Gallardo Garibay – Directora de Desarrollo de Negocios & Política Comercial y Asuntos Regulatorios Embajada de Israel en México
Cuando pensamos en invertir nuestro dinero, lo primero —o quizás lo único— que se nos viene a la mente son propiedades, ¿no es cierto?
Durante décadas, la inversión en bienes raíces ha sido considerada uno de los pilares más estables de las carteras patrimoniales de inversionistas institucionales y family offices. La inversión inmobiliaria es tradicionalmente percibida como un refugio seguro, por eso quizás se ha posicionado como la inversión por excelencia.
Es cierto: sus ventajas incluyen la tangibilidad del activo, flujos de efectivo relativamente predecibles (rentas), cobertura parcial frente a la inflación y familiaridad con su gestión.
No obstante, hay investigaciones que muestran que el desempeño histórico de los activos inmobiliarios es más limitado de lo que suele creerse. Un estudio de 2021 ha demostrado que en Reino Unido los retornos reales netos anuales promedio han oscilado entre 2.3% y 4.5% durante más de ocho décadas. Este patrón se replica en otros mercados desarrollados, donde los rendimientos inmobiliarios son estables pero acotados, con baja escalabilidad y elevada concentración geográfica.
A esto se suman limitaciones estructurales, como la alta iliquidez y costos de transacción significativos; los riesgos idiosincráticos —ubicación, regulación, costos de mantenimiento— y la vulnerabilidad frente a tasas de interés y ciclos económicos.
Incluso en instrumentos más líquidos como los fideicomisos inmobiliarios (REITs), diversos estudios evidencian que su comportamiento está estrechamente correlacionado con el mercado accionario, ofreciendo rendimientos promedio similares o incluso inferiores a otras clases de activos más dinámicas.
Inversión tecnológica: mayor escalabilidad y menor concentración
En contraste, la inversión en innovación tecnológica —especialmente en startups o en etapas de expansión— presenta un perfil de riesgo-retorno distinto y, para muchos, potencialmente más atractivo.
La propia definición de startup —una empresa de crecimiento acelerado, frecuentemente por encima del 100% anual, con un modelo de negocio escalable y una estrategia clara de salida— ya anticipa su atractivo como vehículo de inversión. Además, su estructura flexible, digitalizada y centrada en el uso intensivo de datos permite que muchas startups presten servicios a distintas industrias y accedan con agilidad a diversos mercados.
A esto se suma una tendencia global clave: el ascenso de gigantes tecnológicos como Google, Amazon, Apple o Alibaba ha transformado las reglas del juego en los mercados globales.
Estos actores no sólo priorizan la tecnología, sino que han convertido la inteligencia en el uso de datos en un nuevo paradigma para el crecimiento. Este fenómeno no sólo ha empujado al sistema financiero a abandonar su enfoque conservador; también ha catalizado el surgimiento de startups como motores de innovación, atrayendo la atención de inversores.
Una ventaja central de invertir en tecnología frente al real estate es la escalabilidad: mientras que adquirir propiedades implica altos costos iniciales y mantenimiento, muchas empresas tecnológicas —sobre todo las que operan bajo modelos como Software-as-a-Service (SaaS)— pueden escalar rápidamente con costos marginales decrecientes.
Esto permite que, una vez desarrollado el producto, las empresas amplíen su base de clientes sin necesidad de nuevas inversiones significativas en infraestructura. Además, la inversión tecnológica permite una diversificación sectorial y geográfica considerablemente mayor, lo que contribuye a reducir el riesgo agregado del portafolio.
Diversas investigaciones han mostrado que los fondos de capital de riesgo (Venture Capital) del cuartil superior han superado en desempeño a los mercados públicos tradicionales, con múltiplos de retorno significativamente más altos. Este diferencial se explica por factores clave:
- Escalabilidad global: una startup tecnológica exitosa puede multiplicar su valor sin necesidad de incrementar proporcionalmente su base de activos físicos.
- Eventos de salida (exits): fusiones, adquisiciones e IPOs ofrecen retornos concentrados en el tiempo.
- Efectos de curva de aprendizaje: la reducción de costos marginales en tecnologías emergentes genera retornos no lineales (Way et al., 2017).
Mientras un portafolio inmobiliario global puede ofrecer retornos reales anuales del 3-5% en horizontes largos, fondos de capital de riesgo bien gestionados han reportado retornos compuestos muy superiores, según datos de Cambridge Associates.
Israel: un ecosistema tecnológico de clase mundial
Cabe considerar que no todos los mercados cuentan con un entorno de innovación consolidado. Israel es una excepción notable. El país no sólo es conocido como la “Startup Nation”, sino que ha evolucionado hacia un modelo de “Scale-up Nation”, con empresas capaces de crecer sostenidamente y atraer capital global.
De acuerdo con la Autoridad de Innovación de Israel (2025):
- La industria high-tech representa 17% del PIB y 57% de las exportaciones.
- Israel cuenta con 39 unicornios tecnológicos en sectores como IA, ciberseguridad, medtech y agrotecnología.
- Atrae 20% de la inversión global en ciberseguridad.
A esto se suman datos recientes de LeumiTech que reflejan la confianza internacional en el ecosistema israelí. Sólo en el segundo trimestre de 2025, las compañías tecnológicas del país levantaron US$2.97 mil millones en 98 acuerdos. Cinco de ellos —por encima de los US$100 millones— representaron 44 % del total recaudado.
Las salidas también reflejan esa solidez: en el primer semestre de 2025, las exits de high-tech totalizaron US$5.55 mil millones. Destacan la adquisición de Melio por parte de Xero por US$2.5 mil millones, y el anuncio de la compra de Wiz por Google por US$32 mil millones.
Aunque algunas de estas operaciones aún no se concretan, muestran el nivel de madurez y atractivo del mercado. Además, ocurrieron dos IPOs en el segundo trimestre, tras un periodo sin salidas a bolsa.
Este dinamismo se sustenta también en políticas públicas que fomentan la inversión:
- Programas como Yozma 2.0, con cofinanciamiento gubernamental proporcional a inversiones institucionales.
- Fondos para etapas semilla y serie A, con asignaciones superiores a los US$150 millones anuales.
- Alianzas público-privadas para descentralizar la innovación hacia regiones periféricas.
Este marco institucional, junto con la cultura emprendedora local y el respaldo de fondos internacionales, hace de Israel una plataforma confiable para inversionistas extranjeros.
Una oportunidad estratégica para inversionistas latinoamericanos
Para inversionistas institucionales y family offices en México y América Latina, el ecosistema israelí representa una oportunidad única de diversificación internacional, acceso a sectores de alta disrupción y coinversión con actores clave del ecosistema.
Si bien los bienes raíces seguirán teniendo un rol en las carteras patrimoniales como activos de estabilidad, el entorno económico actual exige considerar activos con mayor potencial de crecimiento.
Los retornos estructurales de los activos inmobiliarios son moderados y dependientes de ciclos locales. En contraste, la inversión tecnológica —especialmente en ecosistemas como el de Israel— permite capturar retornos exponenciales, diversificar riesgos y generar valor sostenible en el tiempo.
Participar en la innovación israelí no debe verse sólo como una apuesta financiera, sino como una estrategia de posicionamiento global. El país no exporta únicamente tecnología: exporta un modelo probado de generación de valor.
¿Por dónde empezar? VCs y startups destacadas en Israel
Para inversionistas latinoamericanos interesados en explorar este ecosistema, aquí una selección de venture capital funds activos en Israel que podrían ser aliados estratégicos:
- IL Ventures – Industry 4.0
- ZVP – seguridad y ciberseguridad
Viola Ventures – FinTech - TheDock – logística
Y cinco compañías israelíes que han recibido financiamiento destacado en 2025:
- Wiz – Ciberseguridad | Adquirida por Google por US$32 mil millones.
- Melio – Pagos digitales | Adquirida por Xero por US$2.5 mil millones.
- Next Insurance – Insurtech | Adquisición anunciada por ERGO, por US$2.6 mil millones.
- AI21 Labs – Generative AI | Recaudación destacada en Q2/2025.
- Cybereason – Ciberseguridad avanzada | Capital levantado en ronda Serie F.
Los verticales más dominantes durante el primer semestre de 2025 han sido ciberseguridad e Inteligencia Artificial generativa, consolidando su posición como sectores de vanguardia con alta demanda global.
Frente a un entorno global cambiante, seguir concentrando la inversión en activos tradicionales implica dejar pasar oportunidades con mayor potencial.
El ecosistema tecnológico israelí ofrece acceso a innovación, escalabilidad y retornos diferenciados en sectores estratégicos. Para los inversionistas latinoamericanos, diversificar en high-tech ya no es sólo una alternativa: es una decisión estratégica para seguir siendo relevantes y competitivos en el largo plazo.
