e-Justicia, ¿lujo o necesidad?

Reforma Clara Luz Álvarez

Hace pocos años hablar de e-justicia y de juicios en línea parecía referirse a la creación de plataformas electrónicas para la comodidad de élites que gozaban de equipo de cómputo y acceso a internet de banda ancha, hoy el escenario ha cambiado catapultado principalmente por la pandemia de Covid-19.

La e-justicia -que incluye al juicio en línea- es el futuro de la impartición de justicia. Por supuesto que no está exenta de polémica y adicionalmente necesita de manera imperiosa tanto fuertes inversiones económicas-tecnológicas como el aprendizaje de los operadores jurídicos (juezas, litigantes, autoridades, ciudadanía).

Los debates continúan y se centran en si instaurar juicios en línea inhiben e incluso niegan el acceso a la justicia, si pueden alterarse o perderse los documentos y los datos personales que están en un expediente electrónico, si la indisponibilidad de la plataforma del juicio en línea es una causa de fuerza mayor que justifique la ampliación de plazos, qué medidas de seguridad deben implementarse para prevenir ciberincidentes y para contener los ciberataques.

El juicio en línea puede irse construyendo en diferentes etapas que incluyen desde el acceso al expediente digital, notificaciones electrónicas e interposición de demandas hasta las audiencias en línea y sentencias finales electrónicas. Los poderes judiciales y los órganos jurisdiccionales (p. ej. tribunales administrativos) de los países están emprendiendo proyectos para lograr los juicios en línea. El caso de México no es la excepción donde el Poder Judicial de la Federación, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa y los poderes judiciales de las entidades federativas, están implementando plataformas tecnológicas para tramitar los juicios en línea.

Estadísticas del INEGI en el Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal revelan cambios significativos en la tramitación de procedimientos judiciales. Tomaré como ejemplo los Juzgados de Distrito. De 2019 a 2022 las demandas presentadas electrónicamente se incrementaron en un 910% y sólo de 2021 a 2022 el incremento fue de 121%. De 2019 a 2022 las promociones electrónicas crecieron en un 1,460.2% y sólo de 2021 a 2022 su crecimiento fue de 225.1%. En los mismos periodos, las notificaciones electrónicas subieron en 1,482.7% y 133.9% respectivamente. Por su parte, las comunicaciones oficiales son las que menos ascendieron con un 99.8% de 2019 a 2022, lo cual puede reflejar que las autoridades son menos susceptibles de aprovechar la plataforma electrónica del Consejo de la Judicatura Federal o que dichas comunicaciones ya se venían realizando electrónicamente desde hace muchos años.

A nivel estatal, el último Censo Nacional de Impartición de Justicia Estatal (2022) del INEGI presenta datos interesantes para algunas entidades federativas: de las demandas presentadas electrónicamente en el país, la Ciudad de México tiene el 43% y Sonora el 34%; Nuevo León tiene el 63% de las notificaciones judiciales electrónicas en el país, seguido de Puebla con un 15%; Estado de México encabeza con un 71% las comunicaciones oficiales electrónicas. Pero lo que más sorprende de este Censo es que 11 entidades federativas (p. ej. Jalisco) no contaron con datos o no ofrecen el servicio de trámites en línea. ¿Será que nada tienen o que no le dieron la importancia que se merece este Censo?

La e-justicia ciertamente va mucho más allá de una plataforma de trámites y notificaciones. Sin embargo, una primera etapa es contar con un sistema tecnológico que al menos permita a los justiciables presentar una demanda en línea, realizar notificaciones electrónicas, acceder a su expediente y evitar que después de llegar al juzgado le digan que el expediente “está en acuerdo, venga mañana”, así como la posibilidad de realizar audiencias por videoconferencias. Acercar la justicia a la ciudadanía mediante medios electrónicos debe estar en la agenda de todos los poderes judiciales y tribunales de nuestro país.

Investigadora de la Universidad Panamericana

claraluzalvarez.org

@claraluzalvarez

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