Reforma Jorge F. Negrete P.
“Cuando una hipótesis ha sufrido un número suficiente de pruebas experimentales se convierte en teoría.”
Bertrand Russell
La hipótesis es: el derecho de acceso a Internet habilita todos los derechos fundamentales que garantiza nuestra Constitución. Estos derechos son universales, indivisibles, interdependientes y programáticos. Esto debería garantizar un principio de bienestar integral del ciudadano, donde el mínimo de derechos fundamentales permite justicia social, jurídica y económica a la persona.
Conceptos como “marginación digital” pertenecen a una nueva generación de neologismos de política pública y racionalidad jurídica, donde la falta de servicios de conectividad, calidad del servicio, servicios públicos prestados por el gobierno y ausencia de la función de los órganos del Estado en el mundo digital conculcan, menoscaban, mutilan o inhiben el ejercicio de los derechos fundamentales de las y los ciudadanos en el mundo digital.
La falta de conectividad, acceso a Internet, banda ancha y Tecnologías de la Información margina y condena a una persona a no ser persona digital y adjudicarse esta categoría como marginado digital.
El acceso a Internet, servicios de telecomunicaciones y Tecnologías de la Información y la Comunicación supone el acceso a un mínimo de bienestar económico, jurídico y social. Hasta aquí el planteamiento constitucional.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones acaba de presentar uno de los documentos más importantes de su historia. Así es, en toda su historia. Presentó el primer estudio “La desigualdad y su impacto en el acceso a las tecnologías de la información”, donde se analiza el tamaño del impacto que tiene en la vida de las personas el acceso a terminales móviles y computadoras, así como a la cobertura del servicio móvil y del servicio de Internet fijo. No es un documento con vocación jurídica, pero su aproximación económica lo ubica en una de las categorías de análisis que el derecho debe garantizar.
De ahí su inestimable valor, el valor de la aproximación epistémica al concepto de desigualdad y marginación digital. Me voy a permitir transcribir algunas conclusiones relevantes del estudio:
La primera afirmación es demoledora y sintetiza el estudio: “se muestra que a mayor acceso a terminales y servicios de telecomunicaciones mejora el Índice de Marginación”.
“Si aumentan en un punto porcentual los hogares con celular, el Índice de Marginación mejorará 9%, lo que indica que habrá menos marginación.”
“A medida que aumentan en un punto porcentual los hogares con Internet, mejorará el Índice de Marginación en 2.2 por ciento.”
“El aumento en un punto porcentual de hogares con acceso a una computadora representará una mejora de 0.3% en dicho Índice.”
El análisis realizado demostró algo que se sabía, pero lo presenta en un contexto metodológico distinto:
“Los municipios de las entidades con mayor acceso a computadora son Ciudad de México (59.8%), Baja California (50.1%), Nuevo León (47.8%) y Aguascalientes (45.8%), mientras que las entidades con menor acceso son Chiapas (15.7%), Guerrero (20.3%), Oaxaca (20.3%) y Tabasco (25.3%).”
“La entidad con el acceso a TIC menor y la mayor desigualdad económica es Chiapas, en contraste, Ciudad de México es la entidad con los mayores grados de acceso a TIC y menor desigualdad económica.”
“Los municipios con un grado de marginación muy alto poseen en promedio 6 accesos a Internet fijo por cada 100 hogares, en contraste con los municipios con un grado de marginación muy bajo, que poseen en promedio 76 accesos por cada 100 hogares. Por otro lado, en promedio, el 6% de hogares que se encuentran en municipios con mayor grado de marginación poseen acceso a una computadora, mientras que, en los hogares de muy baja marginación, el 46% cuentan con una computadora.”
El estudio no tiene desperdicio en cada página de análisis. La data es reveladora en cuanto a la relación directa entre conectividad y marginación. La hipótesis comienza a ser demostrada.
Presidente de Digital Policy & Law
Twitter @fernegretep