Cuba | Comercio electrónico en las bodegas: Descifrando el código QR

Periódico 26 Yuset Puig e István Ojeda

En cuanto Roger escuchó sobre la posibilidad del pago electrónico de los productos de la canasta básica se le avivaron las ganas de probarlo. Tuvo que esperar, pero la “cosa” llegó a su bodega relativamente rápido. Así que comenzó a prepararse y el mes próximo, cuando supo su importe, manifestó en voz alta, como niño emocionado, que quería escanear el código QR.

En los últimos tres años las transacciones comerciales de los habitantes de Las Tunas por los canales electrónicos de pago crecieron aceleradamente. Registros del Banco de Crédito y Comercio (Bandec) indican que el total de operaciones por esta vía en el 2022 superó ampliamente las del 2021 y 40 veces por encima de las realizadas en el 2019. Cifras aportadas por el Banco Popular de Ahorro (BPA) aquí envían el mismo mensaje: solo en diciembre del 2022 a través de esas rutas virtuales los clientes del BPA aquí realizaron más de ocho millones de operaciones, 200 veces más que las efectuadas en todo el 2021.

Pero una modalidad que suprime el uso del efectivo dándole más seguridad y abaratando los costos para todas las partes involucradas no comenzó a implementarse masivamente, sino hasta el segundo trimestre del año pasado en las unidades en las que el Grupo Empresarial de Comercio expende la canasta básica normada e, incluso, en otras de su red gastronómica y comercial.

Hoy la posibilidad de optar por la vía digital en el momento de realizar una compra en esos establecimientos está disponible, al menos teóricamente, en más de las dos terceras partes de todos los adscritos a dicha entidad. La cifra exacta varía ligeramente tratándose de qué aplicación para móviles se emplea, si EnZona de la Empresa Xetid o su similar Transfermóvil, bajo el control directo de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa).

Los únicos obstáculos que ahora mismo impiden extenderla a la totalidad de sus unidades, asegura Raymel Espinosa, director adjunto de este Grupo Empresarial, es la cobertura de la señal de la telefonía celular y la calidad de la conectividad que aún no es óptima en cada uno de los sitios en los cuales se ubican esos inmuebles.

La primera que miró Roger con desagrado cuando sacó su celular fue la dependienta. “¿No tienes nada de efectivo? -le preguntó- ¿Vives muy lejos? Yo puedo esperar por ti”. Él reiteró su interés de pagar por el Transfermóvil. Con evidente mala gana la mujer se alejó para cuchichear con otra vendedora. Las tres personas en la cola, detrás de él, rompieron la fila y se pegaron al mostrador para ver el procedimiento.

El aporte de las unidades de Comercio Interior en el ya descrito crecimiento del uso de los canales electrónicos para el pago de bienes y servicios en el Balcón del Oriente Cubano sería todavía casi imperceptible. De hecho, otros números revelan que el flujo de transacciones digitales efectuadas desde esos espacios palidece ante los lugares en los cuales sería posible realizarlas.

Entre julio y diciembre del 2022, por ejemplo, la media mensual de sitios en las que se efectuaron dichas operaciones rara vez superó las 50; mientras la suma de todas nunca sobrepasó las 400. Algo similar ocurrió con las cuantías monetarias, pues entre julio del 2022 y enero del 2023 su monto jamás estuvo por encima del millón de pesos.

De hecho, de los ingresos obtenidos por Comercio en el cierre de febrero de este año, apenas el ocho por ciento llegó a sus arcas a través del comercio electrónico. Guarismos más preocupantes aun teniendo en cuenta que en ese mismo lapso la cantidad de comercios que ofrecían ese servicio siguió subiendo, como también lo hizo la inflación. 

En la capital provincial serían las bodegas Nuevo Éxito, La Luna y El Progreso, los ejemplos más alentadores. En la primera, su administrador, Luis Mayedo, explica que optaron no solo por colocar en una pared visible a los clientes el código QR; también algunas instrucciones cortas que ayuden a los novicios en estos menesteres.

“Es mucho más cómodo, tanto para la gente como para nosotros. No es lo mismo tener que ir al banco con 30 mil pesos que con mucho menos. Además, para el control interno es mejor”, asegura.

“Aquí tenemos -cuenta- consumidores fijos que compran con el código QR y que usan la otra opción muy útil que es la caja extra, que les ayuda a sacar aquí mismo dinero de sus tarjetas magnéticas sin tener que ir a los cajeros automáticos.

“No hay que tener miedo al desarrollo”, insiste. Empero estas escenas todavía son la excepción.

LOS MADEROS MENTALES EN LA RUEDA DE LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL

El primer paso para que Roger pagara fue sencillo. Tenía el mensaje de confirmación en su teléfono y pensó que ya todo estaba hecho, pero la dependienta, sin disimular el malhumor, le dijo que se calmara, que en ese momento es que empezaba el verdadero trámite.

Sacó un papel ¡grande! que le explicó que era la constancia de la operación y lo primero que le pidió fue el Carné de Identidad. ¿Pero para qué usted quiere eso?, alcanzó a decir el sexagenario. Y la mujer le ripostó, ¿tú no querías código QR? La cuestión no terminó ahí, siguió pidiéndole datos por unos 10 minutos más, mientras, la fila detrás de él crecía y se escuchaban protestas más o menos respetuosas.

No es un secreto que diversas razones entorpecen la rueda de la transformación digital de los tuneros. Ese sería el caso de la calidad de la infraestructura de las telecomunicaciones, de los equipos terminales en manos de la ciudadanía y, especialmente, su alfabetización digital. Empero, expertos y usuarios convienen que esos no serían los mayores escollos.

“La tecnología nos ha dado las oportunidades, mas depende del ser humano principalmente”, asegura Alberto Bello Espinosa, jefe de Comercialización Corporativa en la División Territorial de Etecsa en Las Tunas; tras relatar sus esfuerzos para que cada vez más empresas estatales o privadas, así como cuentapropistas se unan al bando de los usuarios de estas plataformas.

“A veces tú vas a una bodega y por miedo a equivocarse en el proceso, dicen que no está funcionando”, refiere Yanet Menéndez Pérez, titular de Banca Electrónica en Bandec Las Tunas. Ella admite que de su lado tienen deudas en la capacitación que debería superar el actual plano de los administradores y directivos de Comercio y alcanzar a los trabajadores. Por su parte, Omar Verdecia Alfonso, especialista de la Banca Electrónica del BPA, coincide en que “tenemos que seguir promocionando sus bondades porque hay personas todavía que no las conocen”.  

Quizás el ejemplo más nítido de las barreras controversiales en este asunto es el registro documental que Comercio, de conjunto con los bancos, incluyó como paso final en el proceso de compra electrónica. Allí se asienta tanta información privada del cliente que demora un proceso que afinca su popularidad en la rapidez, poniendo en entredicho si las instituciones involucradas estarían en condiciones de asegurar la protección de los datos personales de ese cliente tal cual establece la legislación aprobada al efecto el año pasado.

Tanto uno como otros sostienen que dicho registro es necesario como parte de las constancias que las unidades deben tener ante eventuales auditorías o inspecciones a sus transacciones.

“Este trámite se puede agilizar mucho más -admite Raymel Espinosa- estamos pensando en la posibilidad de que a la hora de solicitar alguna información sea solamente la vinculada con la fecha de la operación, el monto que usted pagó y el identificativo como tal. Mas -alude- el registro llegó para quedarse”.

Sin embargo, a juicio del ingeniero Alberto Quiñones, vicepresidente del Banco Central de Cuba, dichas prácticas son nocivas. “La transformación digital, insistía hace poco, también lleva un cambio organizacional; y cuando vemos que puedes pagar (con el móvil) en la bodega y que después la persona nos está atendiendo con un papel y un lápiz copiando indeterminados datos, eso no es lo que queremos”.

Para colmo de males, la dependienta “metió la pata” al escribir el número de la transacción y tuvo que empezar otra vez. En ese punto, Roger escuchó que alguien de la cola lo llamaba “viejo ridículo” y exigía que pusieran una persona solo para ese trámite tan engorroso. La cuestión es que volvió a su casa avergonzado, y crucificó la idea de volver a efectuar el dichoso pago electrónico.

El director adjunto de Comercio acepta que el terreno por recorrer en pos del cambio de mentalidad en este asunto requiere de mucha paciencia y de constantes cambios. También añade a la lista, una necesaria capacitación de los factores involucrados, cuestión que acá no se ha logrado del todo.

Una de las transformaciones -anuncia- será la extensión del servicio de caja extra a la mayor cantidad de bodegas posibles a fin de aligerar la carga de los exhaustos cajeros automáticos. También pretenden colocar puntos de venta exclusivos para los pagos electrónicos en los establecientes cuyo tamaño lo permita; o separar hacia esa modalidad productos potencialmente atractivos a los consumidores. Igualmente -opina- ayudaría mucho si se extendieran a EnZona los descuentos que hoy ofrecen los pagos realizados vía Transfemóvil.

Hay muchas razones por las cuales los cubanos se ven compelidos a continuar usando el efectivo en sus transacciones comerciales: desde una deficiente bancarización de estas, hasta la dolarización relativa de la economía y la elevada informalidad en las fuentes desde las que acceden a productos o servicios. Sin embargo, dentro de ese cúmulo de dificultades, un espacio tan necesario como las bodegas no deberían ser parte del problema, sino de la solución.

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