En un mundo cada vez más consciente de los desafíos ambientales y sociales, la transición energética se está convirtiendo en una prioridad para las organizaciones.
Aunque este concepto casi siempre se ha asociado a una simple cuestión de responsabilidad ambiental, hoy representa un verdadero cambio, que además les representa a las empresas asegurar su sostenibilidad en el largo plazo, fortalecer su reputación corporativa y generar rendimientos económicos.