Brasil puede convertir recursos en poder geopolítico en la era “tecnopolar”, sostiene especialista

Silvio Cascione en Abes Summit 2025. Foto: DPL News

São Paulo, Brasil. El rápido avance de las tecnologías y la creciente interdependencia entre Estados Unidos y China, a pesar de sus disputas, han inaugurado una era de “tecnopolaridad”, en la que el poder global se mide por la capacidad de controlar datos, energía e infraestructura digital.

En este escenario, Brasil emerge como una potencia mineral, energética y, sobre todo, verde, pero necesita definir su estrategia para insertarse efectivamente en la competencia por este dominio.

Durante el ABES Summit 2025, Silvio Cascione, director de Eurasia Group en Brasil, señaló que el país debe reconocer el valor de sus “geoinfraestructuras” (redes energéticas, digitales y ecológicas) como un activo geopolítico.

A pesar de su potencial, Brasil enfrenta desafíos estructurales: la tercera tasa de interés más alta del mundo y una baja formación en áreas STEM, actualmente lideradas por China, India y Estados Unidos, respectivamente.

Te recomendamos: La geopolítica de las plataformas se convirtió en variable de la política comercial de Trump contra Brasil

Para Cascione, la rivalidad entre Estados Unidos y China no es una nueva Guerra Fría, sino una competencia interdependiente, en la que chips, minerales críticos y plataformas digitales se convierten en los nuevos puntos de estrangulamiento de la economía global.

“Los dos países están atados el uno al otro, intentando asfixiar al adversario en puntos estratégicos, sin poder romper completamente la relación”, observó.

En su opinión, Brasil puede navegar bien entre las dos potencias: por un lado, mantiene un mercado bastante abierto a China, al igual que toda América del Sur, mientras que, por otro, se mantiene como un destino accesible para inversiones estadounidenses en chips.

En la disputa por minerales críticos, la base para semiconductores, imanes industriales y tecnologías de punta, Brasil se destaca como uno de los pocos países con potencial real para reducir la dependencia occidental de China, afirmó Cascione.

También lee: Brasil propone tercera vía para regular a dominantes en mercados digitales

El especialista destacó que la concentración de estos recursos en el territorio chino y en Birmania otorga a esa potencia una ventaja estratégica que “no desaparecerá pronto”, pero recordó que Brasil también posee reservas significativas de estos materiales y puede, “con tiempo e inversión”, convertirse en un proveedor clave en la transición tecnológica global.

Esta posición refuerza la necesidad de una política industrial y diplomática capaz de transformar el potencial mineral y energético del país en poder geopolítico efectivo, no sólo como exportador de materias primas, sino como participante de la nueva arquitectura digital y verde que redefine el poder mundial.