Una movilidad más eléctrica y sostenible, reto de las ciudades ante el cambio climático
Casi una cuarta parte de las emisiones de CO2 las genera el transporte, por eso la electromovilidad es un elemento clave para combatir el cambio climático, concluyeron especialistas en Tomorrow.Mobility World Congress.
Cuando se habla del futuro de la movilidad urbana, hay un consenso casi general de que este debe ser eléctrico y sostenible, con miras a reducir el impacto que las diferentes modalidades de transporte tienen sobre el cambio climático y mejorar el bienestar social.
La gran pregunta es cómo lograrlo. Para compartir conocimientos y buscar una respuesta a este desafío, desde el 7 y hasta el 9 de noviembre, especialistas, representantes del sector público, líderes empresariales, organizaciones civiles, académicos y sociedad civil se han reunido en el Tomorrow.Mobility World Congress, un evento organizado por Fira de Barcelona y EIT Urban Mobility.
Uno de los temas recurrentes en las conferencias y exposiciones del evento ha sido la transición energética como una forma de impulsar una movilidad más sustentable, ya que el transporte basado en combustibles fósiles genera emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático.
Heiko Seitz, líder global de carga de vehículos eléctricos y transformación de flotas en PwC, afirmó que actualmente “la movilidad es muy sucia. El 24 por ciento de las emisiones globales de CO2 provienen del sector del transporte: eso significa que necesitamos descarbonizar la movilidad”.
Si bien el especialista consideró que la electromovilidad es la respuesta a este desafío, puntualizó que “necesitamos cinco veces más energía con los combustibles electrónicos, en comparación con la electricidad de baterías”.
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“A pesar de ser mucho más ecológico, conseguir recursos para esta transformación tiene complicaciones. Debemos garantizar tantos casos de uso como sea posible en los que la electricidad de baterías pueda funcionar”.
Cada vez, hay más gobiernos alrededor del mundo que están preocupados por promover la electromovilidad y la transición energética, y abandonar el transporte basado en combustibles fósiles. Incluso, algunos países ya son líderes en esta adopción, como Noruega o China.
Sin embargo, la electromovilidad no es una solución sencilla para el cambio climático ni para garantizar una movilidad más sostenible. También se identifican algunos inconvenientes en su implementación. Por ejemplo, el inesperado problema de gestionar y reciclar adecuadamente las baterías eléctricas; así como el despliegue de infraestructura de carga suficiente.
Durante su participación en el foro, Rafael Juan Santiago, coordinador de Transición del Tráfico en Dortmund, Alemania, expuso el caso de esta ciudad al impulsar la movilidad eléctrica de forma extensiva y cómo buscan que el desarrollo de infraestructura de carga se haga en armonía con la disposición urbana.
“Estamos intentando implementar estaciones de carga en las farolas, ya que podrían ocupar espacio en el camino para andar en bicicleta o caminar, lo cual no queremos. Las pagamos nosotros mismos para evitar que las empresas elijan mejores ubicaciones para ganar más dinero”, señaló.
Principalmente, los gobiernos buscan aumentar la electrificación del transporte público, ya que es fundamental para garantizar el derecho a la movilidad de la ciudadanía, mejorar el crecimiento económico, conectar a las personas con servicios esenciales y disminuir el uso de vehículos privados.
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“Lo más importante es tener una visión holística del sistema de transporte público, entendiéndolo como un todo. Hay que apuntar al mercado. ¿Cuál es el objetivo global? El cambio climático. ¿Dónde está el potencial? Conectar viajes más largos”, puntualizó Frédéric Reutenauer, vicepresidente de PTV Group.
Y más allá de la electromovilidad, en el Tomorrow.Mobility los ponentes destacaron la necesidad de lograr que las ciudades sean más habitables para peatones y ciclistas, se aprovechen los datos para mejorar los viajes multimodales y se promueva un cambio cultural a favor de una movilidad más sostenible y eficiente.
“Lograr una infraestructura segura para el ciclismo es primordial. La falta de ella disuade a la gente de andar en bicicleta, especialmente a los padres que permiten que sus hijos viajen. Debemos invertir en infraestructura para un impulso inmediato del uso de la bicicleta y un cambio cultural a largo plazo”, comentó Jill Warren, CEO de la Federación Europea de Ciclistas.