Muchos se han preguntado cuál es la importancia de que Elon Musk haya comprado Twitter, y sobre todo su empeño al pagar 44 mil millones de dólares. Principalmente cuando es una red social con apenas 320 millones de usuarios, mientras otras como Facebook tiene 2 mil 700 millones, o TikTok con más de mil millones de usuarios.
¿Twitter es un súper negocio y deja millones en ingresos? La respuesta es no. Tan sólo el año pasado la empresa del pajarito azul tuvo pérdidas netas por 221 millones de dólares, una reducción de estas, ya que en 2020 reportó pérdidas por mil 140 millones de dólares. Claro, ha mejorado al reducir sus pérdidas, pero en 2020 siguió en números rojos.
¿Entonces por qué Elon Musk pagaría 44 mil millones de dólares para convertirse en el dueño absoluto de Twitter? La respuesta es que pagó por hacerse del poder.
Twitter se convirtió con los años en una red social petit, en donde se encuentran, opinan y toman decisiones las personas más poderosas del mundo, desde políticos, hasta empresarios, medios de comunicación, artistas, inversionistas.
Hemos visto cómo en Twitter Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, ha informado y mostrado al mundo sobre las agresiones de Rusia a su territorio y a civiles; hemos visto también cómo las principales firmas tecnológicas a nivel mundial anunciaron en Twitter el cese de sus negocios en Rusia, también fuimos testigos de cómo Donald Trump informó vía Twitter sobre decisiones catalogadas hasta de seguridad nacional, como el despido de su Secretario de Defensa y del jefe de Ciberseguridad.
Twitter se convirtió con los años (tiene 16 años de existencia) en esa red social con un elemento que otras carecían: la inmediatez, el tiempo real y la influencia más allá de lo comercial que tienen otras redes, sino aquella política, empresarial y social.
Algunos dirán que Elon Musk era ya de por sí muy poderoso, pues es el hombre más rico del mundo con una fortuna que ronda los 209 mil millones de dólares (por Twitter pagará 44 mil millones, es decir una cuarta parte de todo su dinero); sin embargo, el poder no sólo está en el dinero sino en la toma de decisiones, en la influencia, y el pajarito de los 280 caracteres y los hilos le ayudará a consolidarse como el más poderoso, o al menos eso es lo que la lógica o su ambición le dice.
Elon Musk abrió su cuenta de Twitter apenas en 2019; no obstante, su personalidad tan polémica ya lo ha posicionado como uno de los más influyentes de dicha red social con sus casi 87 millones de seguidores. El expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene, por ejemplo, casi 132 millones de seguidores, mientras que Donald Trump tenía casi 89 millones de seguidores.
Si Elon Musk cumple su supuesto objetivo de darle mayor libertad de expresión a Twitter, Trump tendría que regresar con su cuenta @realDonaldTrump que fue suspendida por publicar comentarios racistas, minimizar los efectos de la pandemia, negar que existe el cambio climático, entre muchos otros tuits polémicos.
Por cierto, Elon Musk y Donald Trump tienen muchas cosas en común, y una de ellas es la ambición por el poder. También tienen sus diferencias, por ejemplo, el objetivo de sus negocios, pues Musk ha comenzado a dominar diversos aspectos que tocan la vida del ser humano, como los coches autónomos, la Inteligencia Artificial y hasta la exploración espacial, con el objetivo no sólo de exploración sino de colonización del espacio extraterrestre.