Telecomunicaciones: la columna vertebral de la nueva economía 

La economía global atraviesa una transformación profunda. Inteligencia artificial, Internet de las cosas (IoT), Big Data, plataformas digitales, vehículos autónomos, agricultura de precisión y ciudades inteligentes son expresiones cada vez más presentes en nuestro día a día. Y hay un elemento común que sostiene todas estas innovaciones: la conectividad. 

El sector de telecomunicaciones dejó de ser sólo un servicio de voz o datos para convertirse en la verdadera columna vertebral de la nueva economía digital. Esta constatación fue uno de los grandes mensajes del Panel Telebrasil Summit 2025, en Brasilia.

Autoridades, reguladores y líderes empresariales fueron unánimes en reconocer que el sector ya no puede ser tratado como hace 20 años, bajo la lógica de una regulación fragmentada y excesivamente prescriptiva. Hoy, las telecomunicaciones ya no representan un segmento aislado: son el sistema nervioso de toda la economía, la base para la transformación de todos los demás sectores productivos y sociales.

La agricultura, la energía, la logística, el transporte, la salud, la educación e incluso la administración pública dependen de la conectividad para innovar, ganar eficiencia y atender mejor a la sociedad. Cada nuevo salto tecnológico —como la expansión de 5G, la proliferación de los Centros de Datos y la evolución de la Inteligencia Artificial— amplía aún más ese impacto transversal. No hablamos de un sector de apoyo, sino del cimiento que sostiene la digitalización de Brasil.

Ante esto, la regulación necesita reinventarse. El modelo heredado de inicios de los años 2000, cuando aún hablábamos de la “telefonía” como servicio principal, ya no es adecuado. Es necesario avanzar hacia un enfoque que incentive la innovación, preserve la competencia y proteja al consumidor sin frenar el desarrollo tecnológico. Es decir, una regulación que dialogue con la realidad digital.

Otro punto fundamental es la coordinación entre las políticas públicas. La digitalización no puede pensarse de manera fragmentada, en iniciativas aisladas de distintos ministerios u organismos reguladores. Brasil necesita un plan nacional que articule gobierno, agencias y sector privado alrededor de una agenda clara de conectividad y transformación digital. Estamos ante un cambio de era. La Inteligencia Artificial y la hiperconectividad no representan sólo avances incrementales, sino una revolución estructural en toda la economía y en la sociedad.

Ignorar el papel central de las telecomunicaciones en este proceso sería comprometer la competitividad del país, la inclusión social e incluso la soberanía digital. Es hora de reconocer al sector como parte indisociable del ecosistema digital e integrarlo a las políticas de desarrollo, innovación e infraestructura.

El futuro ya llegó y es digital. Para que Brasil esté preparado, es fundamental que la columna vertebral de la nueva economía —las telecomunicaciones— sea tratada como lo que realmente es: la base de la transformación de todos los demás sectores productivos y sociales.

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