?#Entrevista | Ser sostenible, el principal desafío que tendría la red compartida 5G de Colombia

La experiencia en América Latina y el mundo ha mostrado que el talón de aquiles de las redes mayoristas de telecomunicaciones con participación del Estado es la sostenibilidad, entendida como la capacidad de asegurar su continuidad, su músculo financiero y operativo para cumplir con las metas de política pública que se han propuesto.

Colombia no sería la excepción. El proyecto de red compartida 5G que planea lanzar el gobierno en diciembre también se enfrentaría a este gran desafío, asegura en entrevista con DPL News, Lucas Gallitto, director de Políticas Públicas para América Latina de GSMA, una asociación global que agrupa a los operadores móviles.

“Hay riesgos muy grandes asociados a las redes mayoristas y creemos que, probablemente, existen otros mecanismos para potenciar el cierre de la brecha digital”.

El caso de la Red Compartida de México muestra las dolencias de este tipo de iniciativas. Se trata de una Asociación Público-Privada (APP) operada por Altán Redes, que tiene el uso exclusivo de la banda de frecuencias de 700 MHz para llevar cobertura móvil al 92 por ciento de la población para 2024.

Gallitto señala que el proyecto mexicano “está teniendo dificultades, sobre todo con el tema de la sostenibilidad”. En agosto, Altán entró en un concurso mercantil para renegociar su deuda con los acreedores, y poder solventar el despliegue de su red para cumplir con sus compromisos de conectividad social.

Altán  Redes consiguió un crédito por 50 millones de dólares hace un par de semanas, para mantener la operación de la red y la prestación de sus servicios. Y además busca postergar por cuatro años hasta 2028 la fecha límite para conectar al país.

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El punto principal, tanto en el caso de México, como eventualmente en el caso de Colombia, es el tema de la sostenibilidad. ¿Cómo hacemos que el proyecto sea sostenible? Ahí radica el desafío”, enfatiza el directivo de la GSMA.

“No solamente el caso de México, tenemos otros casos alrededor del mundo que nosotros vamos siguiendo continuamente y no nos parecen buenas ideas, no nos parece que al final del día estos vehículos cumplan con la función con la que inicialmente fueron pensados”, agrega Gallitto.

“La compartición debería ser voluntaria entre las diferentes partes y nada mejor que la competencia de redes para poder potenciar el despliegue de infraestructura”.

Sin antecedentes de éxito, ¿Colombia puede ser la excepción?

El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) aún está diseñando su proyecto de red compartida. Aunque no se han delineado todos los detalles, el Viceministro de Conectividad, Walid David, adelantó a DPL News que la empresa público-privada usará alrededor de 100 MHz en la banda de 3.5 GHz para implementar la tecnología 5G en las zonas donde no sea un caso de negocios para el sector privado.

Lucas Gallitto considera que asignar una porción de este espectro a la futura APP podría tener un efecto negativo sobre el mercado y los usuarios. “Este espectro también dejaría de estar disponible para la competencia tradicional de redes, para que los operadores lo puedan utilizar para mejorar la calidad de servicio a los colombianos”, afirma.

“Todo lo que impacte de una forma que reduzca la oferta de espectro es algo negativo para el consumidor colombiano”. Sobre todo, tomando en cuenta la cantidad de espectro en las bandas medias que será necesaria para garantizar un adecuado despliegue de los servicios móviles.

De acuerdo con un estudio de la GSMA, se requerirá un promedio de 2 GHz en las bandas medias, incluida la de 3.5 GHz, durante los próximos cinco a 10 años para satisfacer las demandas de los diversos casos de uso 5G.

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Otros retos que podría encarar la red compartida colombiana se relacionan con la complejidad del montaje técnico (y sus costos), de antenas, radiobases y otros equipos de telecomunicaciones.

Con la salvedad de conocer los lineamientos de dicha propuesta, Gallitto advierte que todas las redes mayoristas de este tipo, con mayor o menor medida, “han tenido el mismo común denominador: tener demasiados riesgos asociados”.

“Y la verdad tampoco hay ningún caso que podamos decir ‘exitoso’ para puntualizar, por lo cual sería interesante ver por qué el caso de Colombia sería el primer caso exitoso. Existen otras herramientas de política pública que podrían utilizarse”, apunta.

Antes de optar por una red mayorista, otro mecanismo que podría aprovecharse con más seguridad sobre su efectividad es establecer precios razonables en las licitaciones de espectro radioeléctrico, priorizando la conectividad y el desarrollo de la infraestructura digital por encima de la recaudación.

También fijar tarifas asequibles en la renovación de permisos de uso de frecuencias, y una colaboración más cercana con la industria de telecomunicaciones, explica el director de Políticas Públicas para América Latina de GSMA.

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