Sólo una tercera parte de los países de América Latina y el Caribe han mostrado avances en el uso de la Inteligencia Artificial (IA) y apenas ocho lideran la integración de una política pública que permita promover su adopción y desarrollo.
La IA es una tecnología clave que puede ayudar a resolver problemas sociales como la desigualdad y la pobreza, y aportar un valor económico al tener el poder de traducir conjuntos de datos complejos en información clara, precisa y confiable para guiar la toma de decisiones.
El uso y la aplicación de la Inteligencia Artificial ya es una realidad. Los sistemas de IA se utilizan en diversos sectores y soluciones, incluyendo los más esenciales como la salud, la educación. Sin embargo, la regulación, la normativa y las políticas públicas en la región no avanzan a la misma velocidad que el desarrollo de esta tecnología.
Un nuevo informe de la fundación Konrad Adenauer Stiftung, Inteligencia Artificial en Latinoamérica, advierte que la mayoría de las naciones de la región aún no crean o modernizan sus marcos jurídicos y éticos para la adopción de la IA, de forma que pueda aprovecharse para el crecimiento económico sin dejar de lado los principios éticos y humanos.
El estudio, dirigido por Luis Adrián Salazar Solís, señala que los gobiernos de América Latina y el Caribe se han concentrado, en su mayoría, en formular políticas públicas para el desarrollo de la Inteligencia Artificial y el uso de datos, y no en la creación de nuevas legislaciones en la materia.
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“Referente al marco legal, se han enfocado en realizar compendios de instrumentos jurídicos ya promulgados para aplicarlos en este nuevo contexto de transformación tecnológica y digital”. Únicamente Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago y Uruguay han tenido mayores avances en la utilización de la IA.
Aunque estos países han demostrado buenos puntos de partida, el informe destaca que es necesario alinear las políticas de IA con una agenda o estrategia digital nacional, de manera que la IA se pueda capitalizar a favor del bien común. El estudio traza algunas recomendaciones y conclusiones acerca de lo que podrían hacer los países de la región para superar los desafíos que plantea la Inteligencia Artificial.
1. Capacitar a más personas
La brecha de talento en el campo de la IA es uno de los retos que deben resolverse para impulsar esta tecnología. Hasta ahora, no hay suficiente personal capacitado en IA. El informe explica que esta tecnología no necesariamente requiere altas habilidades científicas. Las empresas ya han acondicionado y abaratado el acceso a plataformas que hacen la tarea de un equipo de científicos en IA.
Por ello, brindar cursos cortos a las personas acerca de las actualizaciones tecnológicas y el uso de aplicaciones que la IA ofrece puede ser una forma para promover la educación masiva en Inteligencia Artificial, y así poner al día a la región. Aún así, sigue siendo urgente incrementar la formación de talento especializado en áreas como la programación, bases de datos, estadísticas, matemáticas y procesamiento de señales.
2. Fortalecer la infraestructura
El uso de la IA requiere una infraestructura adicional, centrada en la estandarización de datos. Se deberá invertir más en insumos tecnológicos, como la energía, computadoras con grandes capacidades de procesamiento y servidores para almacenar y utilizar amplios volúmenes de datos.
Cada país tendría que invertir en infraestructura de Nube para almacenar datos sensibles en territorio nacional y resguardar su soberanía. También es necesario desplegar infraestructura de banda ancha más robusta y otras soluciones de conectividad más veloces y de baja latencia, pues permitirán apalancar la IA y el aprovechamiento de los datos.
3. Crear una estrategia conjunta
La región debe avanzar en la creación de una estrategia conjunta para abordar las oportunidades y riesgos de la IA. Ya existen algunos acuerdos promovidos por organismos internacionales que buscan impulsar el equilibrio técnico, ético, responsable e inclusivo en la adopción de la IA.
No obstante, América Latina y el Caribe tendría que buscar una visión común en el codiseño de políticas, modelos de gobernanza, casos de uso, lineamientos de cumplimiento y cooperación. Así, se podrá retomar lo que se está haciendo bien en algunos países e impulsar a los que se encuentran más rezagados.
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4. Promover la investigación
La investigación científica es clave para entender hasta dónde puede llegar la IA, sus implicaciones, riesgos y oportunidades, con el objetivo de que esta tecnología favorezca la inclusión digital y no profundice brechas. Esta tarea no puede quedar sólo en manos de las grandes empresas tecnológicas.
“Al ser una tecnología en plena expansión, todavía hay brechas en el entendimiento de las capacidades, sesgos y alcance que pueda tener la IA. La investigación juega un plano vital en este desarrollo”, expone el estudio.
5. Habilitar sandboxes
Los sandboxes o areneros de prueba para los sistemas de IA pueden ayudar a experimentar y realizar ajustes en torno a los casos de uso de la Inteligencia Artificial de forma más ágil. Y los resultados podrían guiar la formulación de políticas públicas y regulaciones para fortalecer la confianza en las instituciones y el uso de la IA.
6. Articular a los diferentes actores
Otra de las tareas pendientes para impulsar la IA de manera responsable es articular la ciencia, academia, el mundo intelectual y las ciencias sociales con el diseño de políticas públicas, la creación de leyes y la anticipación de respuestas acerca del desarrollo exponencial de esta tecnología.
Tener una mirada diversa ayudará a combatir las asimetrías y abusos en los que se podría incurrir con los sistemas de Inteligencia Artificial. Sobre todo, porque en la actualidad su adopción y desarrollo están liderados por grandes empresas tecnológicas. La coordinación de múltiples partes es esencial para poner barreras a la expansión de la IA cuando sea necesario.