
Es una tendencia de hace aproximadamente cuatro años que los operadores se desprendan de sus unidades de infraestructura de fibra óptica para hacer más eficiente y sostenibles sus negocios.
En el mundo ya se observan varios casos de desprendimiento de la red de fibra: Ezentis en Alemania, Orange en Polonia y el intento de Telecom Italia.
En los últimos años Telefónica se convirtió en el rey del desprendimiento y creación de empresas mayoristas: desprendió de su red de fibra en Chile, Colombia, Brasil, y los más recientes anunciados en España y Reino Unido.
Además, ya se había desprendido de su unidad de antenas y cables submarinos, Telxius. En 2023 podría concretarse el desprendimiento de la red de fibra en Perú, con KKR como aliado. Mientras que en la filial Argentina seguirá realizando acuerdos con operadores, ya que no están dadas las condiciones macroeconómicas en el país para que entre un fondo de inversión. En cualquier caso, el operador también podría abrir su red a otros competidores.
Otros casos en la región son el de TIM en Brasil con FiberCo, un vehículo de infraestructura que estableció el operador para gestionar su red secundaria en el mercado brasileño y que desde 2021 el 51 por ciento lo concentra IHS Fiber Brasil. También el caso de Entel en Chile, que vendió su red de fibra óptica en Chile a On*Net, el operador mayorista de Telefónica y KKR.
Estos acuerdos suponen un cambio de paradigma en el sector, generando mayores sinergias, incluso más efectivos que los casos en los cuales los reguladores han buscado forzar la compartición de infraestructura obligatoria, que puede desincentivar inversiones.
Hoy, con una industria convergente combinada, la competencia de infraestructuras pierde atractivo, ya que puede resultar ineficiente la existencia de múltiples redes superpuestas ofreciendo los mismos servicios. Así como en el negocio móvil surgieron las empresas torreras, en el fijo están tomando más relevancia empresas mayoristas de fibra, no sólo con infraestructura troncal, sino con el bucle local, dispuestas a comercializar a otros ISP.
Todo parece indicar que, en la actual situación de los operadores, con un ARPU a la baja y sumado al contexto económico global, el desprendimiento de las redes de fibra y la búsqueda de un fondo de inversión que apoye los despliegues, será un modelo que se seguirá replicando en América Latina, sobre todo en los países donde la fibra está creciendo.