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Se esperaba que 2022 fuera el año de la recuperación económica y el regreso a la normalidad tras las disrupciones causadas por la Covid-19. Aunque en muchos sentidos lo fue, nuevos eventos extraordinarios a lo largo del año nos dejan con un nuevo ambiente macroeconómico de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (o VUCA), que ya ha comenzado a impactar las industrias de tecnología y telecomunicaciones, en medio de despidos, recortes a la inversión y al gasto y aversión al riesgo de los inversionistas.
De acuerdo con el más reciente pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI), se espera que el PIB global reduzca su rendimiento desde 3.2 por ciento esperado al cierre de 2022, hasta 2.7 por ciento, con la expectativa de una desaceleración de los grandes motores de Estados Unidos y China.
Ante la desaceleración de sus principales socios comerciales -Estados Unidos en el caso de México y Centroamérica, y China para buena parte de Sudamérica- se espera que América Latina y el Caribe también reporten un menor dinamismo hacia 2023, con un crecimiento esperado de 1.4 por ciento, apenas por arriba del promedio mundial de las economías desarrolladas.
Pronóstico del PIB mundial (FMI)
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Pronóstico de crecimiento del PIB (CEPAL)
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Ante este escenario de desaceleración económica, en medio de una inflación que no cede, con restricciones en la política monetaria y fiscal, las empresas del sector han comenzado a prepararse para enfrentar las amenazas de una posible recesión.
Nueva normalidad
La pandemia por Covid-19 trajo importantes cambios a múltiples aspectos de nuestra vida, lo que incluyó una acelerada adopción de tecnología y conectividad en los primeros años de adaptación al confinamiento.
Aunque algunos de estos nuevos hábitos podrían perdurar en el tiempo, hasta el momento el regreso a la normalidad comienza a ser un paso doloroso para algunos sectores que incrementaron sus inversiones sobre proyectos que prometían nuevos y mayores beneficios.
En la segunda mitad de 2022, las grandes tecnológicas y el sector de telecomunicaciones comenzaron con el anuncio de despidos masivos en un esfuerzo por contener los costos, reducir inversiones que no dieron frutos y estar preparadas para condiciones macroeconómicas adversas.
Tecnológicas como Meta, Google, Twitter y Amazon, empresas de telecomunicaciones como Verizon, y compañías de streaming como la recién formada WarnerBros.Discovery, se han sumado a esta tendencia para cerrar el año.
En una carta enviada a sus empleados para explicar la decisión tomada sobre recortes y despidos de personal, Mark Zuckerberg, CEO de Meta, fue muy claro al señalar que se hicieron apuestas respecto al crecimiento de ciertos mercados que previsiblemente mantendrían una curva de crecimiento pronunciada, pero que después de un aparente regreso a la normalidad, no se desarrollaron como se esperaba.
Estos recortes impactarán no únicamente la economía en su conjunto, tendrán incluso un impacto mayor sobre los diversos proyectos y desarrollo de tecnología que se realiza al interior de estas empresas. Aunque la innovación no se detendrá, es de esperar que el sector tome un enfoque más cuidadoso en tanto se supera la complejidad del entorno macroeconómico.
El cierre de 2022 está dando una prueba de lo que vendrá en 2023.
· La escandalosa caída de FTX después de un año de constante devaluación de las criptomonedas, podría dejar esta alternativa como meros activos especulativos, si bien aún hay esperanza para la tecnología subyacente de blockchain y activos digitales que podrían ser adoptadas incluso por los bancos centrales.
· El metaverso dio mucho de qué hablar, con múltiples empresas que comienzan a explorar los potenciales usos para oficinas y hogares, con la expectativa de que próximamente pudieran aparecer soluciones y aplicaciones al mundo real. Pero también son más fuertes los rumores de que Apple presentaría su propio RealityOS para dispositivos de Realidad Aumentada, aunque ambos espacios no son excluyentes, seguramente será una competencia interesante.
· Uno de los grandes temas del año ha sido el estatus de los trabajadores de la gig economy. Hacia 2023, se espera la propuesta de regulación de múltiples países respecto al estatus de los colaboradores de estas plataformas, que podría impulsar esta alternativa de ingresos o dañar su crecimiento y modelo de negocio.
· La aversión en general al riesgo de los inversionistas podría dañar el flujo de capital de riesgo hacia nuevas startups, con implicaciones importantes para América Latina. Cifras disponibles de Crunchbase señalan que los fondos ya se habrían reducido en dos terceras partes al segundo trimestre de 2022.
Telecomunicaciones resilientes
Uno de los efectos traídos por la pandemia fue reforzar la posición de los servicios de telecomunicaciones como servicios básicos para la productividad y el bienestar de hogares y empresas. Según datos del Consumer Lab de Ericsson, cerca de 70 por ciento de los usuarios móviles encuestados en el mundo señalaron que mantendrían su nivel de gasto en datos móviles pese al incremento de precios en otras áreas (alimentos, energía, etc.).
Recientemente, IDC elevó su pronóstico de crecimiento de los servicios de telecomunicaciones a nivel mundial a una tasa de 1.9 por ciento para 2022, impulsada principalmente por el alza de tarifas.
Hacia 2023 se espera que la demanda de conectividad y el interés de los usuarios por la nueva red permita a los operadores protegerse frente a la actual incertidumbre y debilidad macroeconómica.
En ese sentido, aunque esta baja elasticidad de los servicios de telecomunicaciones le ha permitido al sector mantener cierta resiliencia frente a la inflación, un ajuste demasiado acentuado en la renta de los hogares podría tener consecuencias negativas, especialmente en países en desarrollo donde los ingresos de los hogares ya están limitados. Cabe recordar que algunas marcas ya registran acumulación de inventarios de teléfonos celulares, conforme se restringe el gasto de los hogares en nueva tecnología.
En América Latina se espera el continuo despliegue de las redes 5G conforme los gobiernos y autoridades realizan licitaciones de nuevo espectro. Sin embargo, estos despliegues podrían destinarse principalmente para los grandes centros urbanos o casos de uso específicos que demanden las características de 5G SA (y ofrezcan un buen retorno a la inversión), en tanto continúa el despliegue de 4G para lograr su cobertura nacional y la modernización de las redes (virtualización, Nube, etc.).
Por otro lado, seguramente no cederá la polémica alrededor de la banda de 6 GHz, en tanto México y Argentina no tomen una decisión, conforme se acerca la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de 2023 que podría ponerle un punto final al debate. Mientras eso se resuelve, aún podría haber oportunidad de nuevas licitaciones de espectro para 5G, especialmente en bandas milimétricas que impulsarían los casos de uso industriales o de alta demanda de datos y la evaluación de la banda de 4.8 GHz.
Por otro lado, se tendrá que tomar en cuenta la nueva ola de ideología de izquierda que tuvo su último triunfo en Brasil. Es previsible que se tenga una visión más social, pero también con una importante carga sobre los presupuestos públicos y fondos de conectividad.
Algunos de estos gobiernos ya han comenzado a plantear la posibilidad de instalar redes mayoristas o estatales que ayuden al cierre de la brecha digital. En ese sentido, el reto estará en la correcta ejecución de estos planes para el cumplimiento de sus objetivos, en un contexto de políticas fiscal y monetaria restrictivas.
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