Pese a ser el país que creó el primer transistor y toda la industria tecnológica en la segunda mitad del siglo XX, actualmente la fabricación de semiconductores en Estados Unidos es prácticamente nula, pues sólo concentra el 11 por ciento de la fundición mundial, mientras que Taiwán concentra el 70 por ciento global.
Así lo explicó el doctor Arturo Orozco Leyva, profesor del Área de Operaciones del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), durante la conferencia La crisis de los chips y la cadena de suministro, en el marco de los martes de la Academia de Ingeniería de México.
“No hay fabricación en EE.UU; hay una dependencia clara de Taiwán”, sintetizó el experto, quien recalcó que Taiwán Manufacturing Semiconductor Co. (TSMC) concentra el 70 por ciento de la producción global de microcontroladores.
“En Taiwán hay un clúster [que incluye no sólo las famosas fabs, sino también talleres de diseño, servicio y pruebas ], lo que vemos es producto de años, es fruto de un plan nacional y consistencia, por lo que es muy difícil competir contra ellos”, mencionó. La situación geopolítica del conflicto con China en el estrecho de Taiwán se tensó con la visita de Nancy Pelosi a la isla el 2 de agosto.
Eso fue lo que llevó a que las principales empresas estadounidenses de chips, como Intel, Qualcomm e IMD, le exigieran a Joe Biden fondos públicos para subsidiar la producción nacional desde que asumió la presidencia en febrero. Ese mismo mes, Biden firmó una orden ejecutiva para revisar la cadena de suministro y en abril pidió un presupuesto de más de 50 mil millones de dólares al Congreso para financiar la industria.
El Congreso aprobó finalmente la Ley de Ciencias y CHIPS tres meses después, a fines de julio, y Biden la firmó precisamente este martes 9 de agosto, con lo que concluyó el farragoso proceso que se había desatado con la irrupción de la pandemia.
Semiconductores y su proceso de fabricación
Jesús Arturo Orozco Leyva explicó que los semiconductores son componentes fabricados de silicio y su producción se basa en Ley de Moore –postulada por el cofundador de Intel, Gordon Moore–, la cual señala que cada dos años se duplica la capacidad de cómputo.
En cuanto al proceso de producción, Orozco contó que los chips se hacen con litografía. Para fabricarlos, se funde el silicio, en una especie de salami, y luego se parte en rodajas. El proceso completo dura varias semanas, incluso meses: entre 45 y 60 días. Es una industria que tiene CAPEX muy alto. Y, al ser una industria intensiva en capital, instalar una fábrica de chips de 5 nm cuesta más de 5 mil millones de dólares.
La industria de los semiconductores
Orozco explicó que el sector de los chips se compone de cuatro tipos de compañías: las fundiciones (foundries), las que fabrican chips, como TSMC; las fabless, que diseñan los chips, como Nvida y Qualcomm; las fablite, que diseñan y subcontratan la mayor parte de su producción, pero retienen la producción de productos tradicionales y, finalmente, las IDMs, por Integrated Device Manufacturers, que integran el diseño y la producción, como Intel y Samsung. Y la industria global de chips tiene un valor de 450 mil millones de dólares.
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Efecto látigo: disrupción en la cadena de suministro
El experto indicó que las interrupciones de la cadena de suministro primero se debieron a la Covid-19 y luego hubo otras disrupciones. En cuanto a las industrias de los semiconductores contra las automotrices, Orozco expuso que los chips son importantes para los autos; al revés no es tan seguro. Explicó que Toyota impuso el modelo just in time, caracterizado por tener bajo inventario, pero se previno con varios meses de antelación, por lo que al principio no resintió la escasez.
Orozco aseguró que la industria de los chips experimentó un efecto látigo, aunque no causado por la demanda del cliente final, sino por un sistema de suministro, cuyo proceso describió en los siguientes términos: tras el brote de Covid-19, las órdenes se pararon, por ende, no se pudo producir nada y se hizo un efecto en cadena.
La reapertura trajo una demanda y los pedidos se restablecieron. Para colocar, las fábricas comenzaron a fabricar al máximo de su capacidad para darle gusto a todos y el nivel de servicio empezó a caer. Como ejemplo, citó que si un fabricante pedía mil chips, sólo recibía 500.
Esto se vio agravado por la demanda artificial, el comportamiento humano y que tan sólo existan unos pocos productores y todo esté concentrado en TSMC, por lo que el fabricante taiwanés le va a entregar a quien pague más.
Orozco dijo que hay más robots de Industria 4.0 en China que en cualquier otro país y advirtió que quien domine la Inteligencia Artificial dominará el mundo. También pronosticó que, tras la pandemia, habrá más visibilidad, interconexión, resiliencia y digitalización de las cadenas de suministro. Y deberá adoptar una estrategia AAA, conformada por la agilidad, la adaptabilidad y la alineación.
México y su papel en la cadena
“México no lo veo transformándose en una potencia de chips”, declaró Orozco. “No tenemos la tecnología para producir las nuevas tecnologías”. Y aseguró que la exportación de chips es mínima, aunque todos los conflictos geopolíticos están beneficiando al país de alguna manera.
Por su parte, el Presidente de la Comisión de Especialidad de Ingeniería de la Academia, Miguel Estrada Guzmán, explicó que la escasez de chips está de moda, pero lo que estamos viviendo tiene antecedentes muy antiguos.
Estrada mencionó que la cadena de suministro es una red que abarca desde los proveedores clientes hasta fabricantes de equipos originales, pero en los últimos meses hubo un paro o rompimiento en algunas partes de esa cadena de suministro.
Detalló que actualmente en México no hay coches por la escasez de chips; algo que también ha impactado los envíos de teléfonos celulares. Destacó el papel de la economía de escala y, dado que dependemos de cadenas globales, hay que responder de manera ágil con diseño.
“Para acelerar la digitalización necesitas chips, y ahorita no hay chips”, concluyó Orozco, aunque advirtió que ya estamos en fase de normalización de la cadena de suministro.