Las plataformas de transporte de la economía colaborativa, como DiDi, Uber y Lyft, son un modelo innovador que representan la nueva faceta de la movilidad que se apoya en la tecnología, destacó Vicente Roqueñí, director Sénior de Relaciones con Gobierno y Política Pública para América Latina de DiDi.
En el marco del Foro Digital Life, organizado por DPL Group, Roqueñí resaltó el papel de las aplicaciones tecnológicas como habilitadoras de derechos humanos: por ejemplo, el derecho a la movilidad, a la libertad de tránsito, al trabajo y el derecho a una vida digna.
¿Cómo intervienen en el ejercicio de estos derechos? En el de la movilidad, las personas utilizan las plataformas para trasladarse de un lugar a otro de forma segura, más rápida, cómoda y eficiente. El ejecutivo comentó que, incluso, las aplicaciones permiten que las mujeres se muevan de forma más segura, ante la inseguridad y violencia que viven en el espacio público.
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Asimismo, las personas conductoras se conectan a las plataformas digitales para generar ingresos de forma flexible. Son ellas quienes determinan el tiempo que le dedican a esta actividad, sus horarios y lugares para tomar viajes. Y debido a esta posibilidad, pueden compatibilizar su vida laboral con la vida personal, o con otras responsabilidades, detalló.
En el caso de las mujeres, Roqueñí resaltó que las plataformas colaborativas son una alternativa para la generación de ingresos de forma flexible y autónoma, que les permite integrarse a la economía, frente a los obstáculos que históricamente enfrentan en los mercados formales.
Sin embargo, para que las plataformas digitales puedan detonar estos beneficios, Roqueñí advirtió que se requiere impulsar la construcción de sistemas regulatorios que propicien el desarrollo de la economía colaborativa. Y agregó que los países de vanguardia ya han regulado a las plataformas de la economía colaborativa, pero en América Latina aún falta certidumbre jurídica.