Cuando terminé con Juan Carlos, por mucho tiempo tuve miedo de utilizar un celular. Me negué a usarlo durante un año. Mi ex hackeaba mis cuentas de las redes sociales y de alguna manera espiaba todo lo que hacía en mi teléfono. Me di cuenta cuando se comenzó a poner lento, se apagaba de repente y no funcionaba bien.
Algo iba mal. Lo llevé al técnico y ahí supe que me había instalado una aplicación para espiarme. Por eso sabía exactamente cómo manipularme: leía mis chats privados. El día que se enteró de que ya no quería estar con él por medio del chat con mi mejor amiga, me dijo que sin mí él se iba a matar, que era lo único importante que tenía”.
Juan había leído que yo no quería herirlo porque tenía miedo de su reacción, porque su madre había abandonado a su papá cuando era pequeño y él tenía miedo al abandono. Y esa carta fue la que jugó para que estuviera con él, para que aguantara sus celos enfermizos, su acoso y su violencia, hasta que ya no pude más.
Andrea Sánchez, Estado de México, 26 años.
Andrea fue víctima de violencia digital cuando tenía 20 años de edad. El hombre que fue su pareja durante dos años instaló un software espía en su teléfono móvil (spyware). Sólo le contó a su mejor amiga. No supo qué hacer ni a quién acudir. Su país, México, ocupa uno de los tres primeros lugares en casos del uso de software para espiar y monitorear la actividad en línea de otra persona, y también es la nación donde mueren 10 mujeres al día a causa de la violencia machista.
Como ella, hay millones de mujeres en México y América Latina que no tienen las herramientas ni los conocimientos para actuar en situaciones de violencia digital. Los programas y políticas públicas para promover una mayor concientización sobre estas problemáticas e implementar medidas de prevención, de acompañamiento y, sobre todo, de combate contra la violencia en línea aún no son suficientes.
La violencia digital puede ser tan devastadora como la que se da en el espacio físico, porque restringe su derecho a vivir libre de agresiones y sin miedo; a participar en la vida política, social y cultural, a acceder a información y a ejercer su libertad de expresión.
Forma parte de la violencia estructural contra las mujeres y está interrelacionada con lo que sucede en las calles, las instituciones, los hogares y los espacios y relaciones íntimas. Al igual que la violencia en el espacio físico, la digital surge de los estereotipos, los prejuicios, los roles y prácticas sociales que colocan a las mujeres en una posición de desigualdad frente a los hombres.
Al extenderse al ciberespacio, la violencia de género se caracteriza por ser agresiones y abusos cometidos a través del uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), como Internet, los teléfonos móviles, las redes sociales y las plataformas, de acuerdo con la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que 73 por ciento de las mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia en línea. Nueve de cada 10 han sido víctimas de la distribución de imágenes y videos íntimos sin su consentimiento.
El abanico de formas de violencia en el espacio virtual es amplio. Las organizaciones Social TIC, Luchadoras y APC brindan una tipología de estas violencias:
- Acceso no autorizado a cuentas o dispositivos
- Monitoreo y acecho
- Amenazas
- Desprestigio
- Control y manipulación de la información
- Suplantación y robo de identidad
- Acoso
- Expresiones discriminatorias
- Difusión de información personal o íntima
- Extorsión
- Abuso sexual
- Tácticas para afectar la libertad de expresión
- Omisiones por parte de las autoridades
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Aunque Internet no es un entorno nuevo, la regulación y las políticas para combatir la ciberviolencia se han desarrollado a un ritmo más lento. Todavía son pocos los países de América Latina que cuentan con leyes, códigos e iniciativas en la materia. Pero, a pesar de ello, la discusión en la región crece a un ritmo cada vez más acelerado, a medida que las mujeres también conquistan más espacios y luchas.
Pocos son los gobiernos y las entidades públicas que cuentan con proyectos sólidos para evitar y contrarrestar la violencia digital de género. Aun así, cada vez más los Congresos se abren a discutir el problema y avanzan en el desarrollo de proyectos de ley, como el caso paradigmático de México en América Latina, con la llamada Ley Olimpia.
Más allá del papel, en la práctica la academia, las colectivas y organizaciones sociales están sosteniendo el barco con proyectos y programas para empoderar a las mujeres y combatir la violencia digital con razón de género en el mundo y en América Latina, sobre todo en la concientización de esta problemática y en el acompañamiento a quienes han sido víctimas.
Iniciativas globales
Alrededor del mundo, se han creado importantes iniciativas, programas y manuales para combatir la violencia digital de género. La Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) promueve la campaña “Dominemos la Tecnología”, con miras a impulsar que las TIC sean herramientas a favor de las mujeres y no se usen para ejercer violencia digital.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, entre noviembre y diciembre, la organización realizó una serie de actividades para ayudar a que las niñas y mujeres tomen el control de la tecnología y usen Internet de forma estratégica para ejercer sus derechos y eliminar las violencias.
La APC también cuenta con un Programa de Derechos de la Mujer, el cual busca empoderar a las organizaciones, movimientos sociales y mujeres a través del uso de las TIC. De esta forma, la asociación colabora con grupos de diversos países para estudiar y atender las particularidades de la violencia digital que viven sus habitantes.
La Web Foundation tiene una línea de trabajo contra la violencia en línea a nivel global, por lo que constantemente realiza informes, investigaciones y publicaciones al respecto. En 2021, organizó un laboratorio de diseño de políticas públicas tecnológicas, que sirvió para que plataformas como TikTok, Google, Meta y Twitter se comprometieran a combatir la violencia de género, fortalecer la seguridad digital y mejorar los informes que entregan sobre el tema.
Después del laboratorio de la fundación, que incluyó a expertos, sociedad civil, academia, empresas y gobiernos, las gigantes tecnológicas anunciaron una serie de medidas que implementarían para mejorar la seguridad en línea. Cada año, la fundación lleva a cabo una evaluación de los avances de las plataformas y de lo que hace falta.
La Fundación Internacional para Mujeres en los Medios creó el Centro de Respuesta a la Violencia en Línea, un proyecto que busca proporcionar recursos a las mujeres periodistas cuando son blanco de abusos en línea. La iniciativa desarrolla guías, manuales y estudios sobre la violencia digital, y facilita acompañamiento a las víctimas.
El proyecto se centra en las periodistas debido a que, por la naturaleza de su trabajo, se encuentran más expuestas a las agresiones en el entorno digital, lo cual no sólo las pone en peligro sino que también restringe su libertad de expresión y la libertad de ejercer su profesión.
De acuerdo con las Naciones Unidas, al menos 73 por ciento de las mujeres periodistas ha sufrido algún tipo de violencia en línea, y por esa razón una tercera parte de ellas ha considerado abandonar su trabajo.
Con foco en Europa, la Unión Europea financió el proyecto Cybersafe, que promueve un programa educativo y un kit de herramientas para que las niñas y mujeres puedan navegar seguras en Internet. La duración del apoyo con presupuesto público terminó en 2021, pero la plataforma, los recursos y guías de apoyo siguen abiertos y disponibles para la población.
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Iniciativas en la región
La campaña “Dominemos la tecnología” APC también tiene un capítulo enfocado en América Latina, que durante 16 días se propone llevar a cabo diferentes acciones de activismo para terminar con la violencia en línea contra las mujeres. A esta campaña regional se unen colectivas y grupos nacionales de diferentes países, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Las colectivas Clandestina de Brasil, Ciberfeministas GT de Guatemala, Derechos Digitales de Chile, Dominemos la tecnología, Luchadoras (México), Nodo Común (Bolivia), Social TIC (México) y APC se unieron para formar el proyecto Ciberseguras, que crea y difunde materiales sobre la violencia digital contra las mujeres, como guías, glosarios y recomendaciones para entender cómo las agresiones en el entorno en línea son tan importantes como las que suceden en el mundo físico.
Un grupo de colectivas y organizaciones sociales también se unieron para lanzar Acoso.Online, un proyecto independiente que brinda orientación legal, judicial y comunitaria a las personas que sufren violencia de género en línea en 19 países de América Latina y el Caribe.
Las integrantes son diferentes fundaciones, organizaciones y actores de Chile, Perú, Brasil, Argentina, Venezuela, Panamá, Guatemala, El Salvador, Honduras, Bolivia, Barbados, Colombia, Ecuador, Paraguay, Nicaragua, España, Costa Rica, México y Uruguay.
Acoso.Online realiza campañas acerca de cómo hacer sexting seguro, guías de buenas prácticas para la cobertura periodística de la violencia digital, recomendaciones de leyes necesarias en la materia, lineamientos de política pública para prevenir la problemática y pone a disposición recursos educativos.
Argentina
La violencia digital todavía no está tipificada en el Código Penal de Argentina, pero existen algunas propuestas de ley que buscan reconocerla como un delito y una forma de violencia contra las mujeres.
Argentina busca retomar el precedente de la Ley Olimpia de México, por lo que una de las iniciativas que estudia el Congreso tomó como base los principios de la normativa mexicana. La otra llamada Ley Belén también sanciona la violencia digital, y debe su nombre a una joven que se suicidó luego de que su agresor difundió su información íntima sin consentimiento.
Mientras tanto, algunas organizaciones están empujando campañas contra la violencia en línea. La Fundación Bellamente y el Fondo de Población de las Naciones Unidas en Argentina relanzaron en 2022 BodyRight, una iniciativa cuyo objetivo es visibilizar las agresiones de las que son blanco las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres en el entorno digital. La campaña también contempla capacitaciones sobre violencia digital y estrategias de comunicación en redes sociales.
Brasil
Una docente de la Universidad de Brasilia, Cristina Castro-Lucas, lideró el desarrollo del Proyecto Gloria, que utiliza la Inteligencia Artificial para presentar contenidos educativos acerca de la violencia digital y recopilar información.
Por un lado, las personas pueden interactuar con este robot para hacer preguntas y resolver dudas; por otro, el robot escucha y recolecta datos por parte de las personas que utilizan esta herramienta, con base en los cuales identifica la situación y conecta a la víctima con entidades de protección social, como las agencias de seguridad o albergues.
La implementación del robot Gloria cuenta con la participación de Ink Inspira, una institución para la gestión y evaluación de proyectos sociales; Qubo, una empresa de análisis de datos; BlockForce, para el modelado e implementación de Blockchain; Seedin, una startup dedicada al desarrollo de proyectos con Inteligencia Artificial; así como Free Free, plataforma de apoyo a mujeres víctimas de violencia.
Durante su desarrollo y lanzamiento, Gloria tuvo el respaldo del Congreso y las autoridades brasileñas. El robot apoyará los trabajos para generar una mayor concientización sobre esta problemática y acompañamiento, aunque no sustituirá los canales judiciales para actuar en contra de este tipo de violencia.
Chile
La organización chilena Amaranta creó el Proyecto Aurora, enfocado en la ciberseguridad feminista. La iniciativa investiga y documenta la violencia digital contra las mujeres, jóvenes, niñas y niños y personas LGBTQ+.
De acuerdo con el primer informe de la asociación, tres de cada 10 niñas ya habían recibido peticiones sexuales o de fotografías íntimas entre los 12 y 14 años. Y durante la pandemia, los casos de violencia de género en el espacio virtual incrementaron considerablemente, de la mano del aumento del tiempo que las personas pasan en Internet y de una mayor dependencia de la tecnología.
Amaranta lanzó una serie de guías y recursos formativos para ayudar a que las personas se apropien de su seguridad digital desde un enfoque de género. Las herramientas incluyen recomendaciones sobre qué hacer en caso de sufrir violencia en línea, cómo mejorar la seguridad de tus cuentas de acceso a redes sociales, cómo compartir contenido de forma segura y de qué manera proteger tu privacidad.
La organización también facilita acompañamiento y cuenta con el programa Nunca Sin Mi Consentimiento, que se propone empoderar a las mujeres para evitar y actuar en contra de la difusión de imágenes o videos íntimos que las afectan.
Colombia
A raíz de un caso que despertó indignación en la sociedad colombiana, en el que una mujer fue grabada usando el baño de una escuela y el video se difundió por Internet sin su consentimiento, la Corte Constitucional pidió al Congreso que desarrolle una legislación para combatir la violencia de género en línea.
El país carece de una normativa específica, pero hay esfuerzos por parte de las organizaciones sociales para erradicar este tipo de violencia y promover una mayor concientización entre la población. La Fundación Karisma cuenta con iniciativas que buscan investigar e identificar las agresiones en línea, con el fin de dimensionar su impacto y su alcance.
La organización ha participado en proyectos globales para la documentación de la violencia digital en contra de las mujeres. Además, brinda talleres y capacitaciones con mujeres en los que proporciona herramientas para que hagan un uso seguro de Internet y se apropien de las TIC.
Fundación Karisma lanzó un sitio llamado Alerta Machitroll, desde donde difunde información para identificar las narrativas y discursos de la violencia en línea. La página recibe alertas por parte de las personas sobre el acoso y las violencias en el espacio digital. El objetivo es generar una reflexión sobre esta problemática a través del humor, ya que las alertas clasifican a los agresores en categorías de machismo.
Un día me desperté con mil mensajes de mis amigos; me decían: “marica, ¿qué te pasa? ¿Por qué enviaste esas fotos y videos por Instagram? Yo no entendía de qué hablaban. A las cuentas de varios de ellos les habían mandado fotos y videos que mi expareja y yo nos habíamos tomado cuando teníamos intimidad.
Jamás creí que esas imágenes estarían ante los ojos de tanta gente. Me dio mucha vergüenza. Una lo hace al calor del momento, porque está enamorada y tiene las hormonas a mil. Jamás piensas que esa persona en la que confiaste sería tu verdugo.
Mi ex era el único al que había enviado esas fotos y videos. Los divulgó para desquitarse de haber terminado con él. Por supuesto, Instagram bloqueó mi cuenta aunque en realidad era él quien entró y las mandó. Mi mundo se vino abajo. Claro que lo denuncié, pero hasta ahora no le ha pasado nada.
Carolina Arias, 29 años, Bogotá
El Salvador
Hay muy pocas herramientas en la región que faciliten a las víctimas denunciar la violencia digital de género, como un primer paso para poder acceder a la justicia. Por eso, Matilti es un importante proyecto que nació en El Salvador para permitir que las mujeres presenten denuncias de agresiones.
Matilti ofrece un sistema que facilita la comunicación entre las personas registradas y desarrolla un registro de las denuncias. Los reportes pueden canalizarse a través de diferentes vías, incluyendo los mensajes de texto de los teléfonos móviles. La finalidad es tejer una red que una a víctimas y defensoras.
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La herramienta tiene una serie de funciones básicas como la difusión de información sobre la violencia en línea, el envío de mensajes colectivos y de protocolos de atención ante agresiones. Y otras avanzadas, entre las que se encuentra el sistema de alerta temprana y de emergencias.
México
Luchadoras es una colectiva feminista que surgió en 2012 en México, con el objetivo de mostrar y compartir historias de impacto, cuyas protagonistas fueran mujeres. Hoy su misión es “impulsar procesos de transformación política personal y colectiva” a través de la creación y difusión de historias, la apropiación de las TIC, la construcción de una Internet libre de violencias y la promoción de espacios de encuentro.
Como parte de su ciberfeminismo, la organización promueve importantes iniciativas contra la violencia digital de género, reconociendo la importancia de garantizar que las mujeres puedan navegar seguras en Internet.
Junto con SocialTIC y la Asociación por el Progreso de las Comunicaciones, la colectiva desarrolló una tipología de las formas de agresión en línea, con base en los ataques enunciados por organizaciones globales, regionales y nacionales.
Luchadoras ha realizado diversos estudios acerca de la violencia en línea contra las mujeres, en los que muestra un panorama detallado respecto a las tendencias más graves de agresiones. Dado que Internet se ha vuelto un espacio de participación política, las mujeres que se desenvuelven en la esfera política también son víctimas de violencia en razón de su género, y eso es algo que la organización ha documentado.
Asimismo, ha publicado informes sobre las investigaciones judiciales en casos de violencia en línea, las falencias del Estado en dar respuesta a las denuncias y los vacíos en la impartición de justicia; así como respecto a la violencia digital en las relaciones de pareja.
Más allá de la investigación y documentación, que por sí sola es una tarea aún compleja, la colectiva feminista brinda acompañamiento a las mujeres que han padecido violencia en el espacio virtual, y difunde algunas herramientas y recomendaciones para identificar este tipo de agresiones y actuar contra estas.
Otra iniciativa destacada en México es “La Clika: libres en línea”, una campaña de Luchadoras y La Sandía Digital, que desde 2017 promueve la conversación y reflexión colectiva entre mujeres, aliadas y expertas sobre las violencias que se ejercen a través de las tecnologías.
La campaña difunde guías de autodefensa en el ciberespacio, específicamente sobre cómo aprovechar Internet para ejercer tu sexualidad de forma segura, hacer sexting seguro, identificar las agresiones en el entorno digital, los principios para cuidar tu privacidad, cuáles son las responsabilidades de las plataformas tecnológicas, cómo ayudar a una amiga que sufre un ataque en línea y otros temas relacionados.
Parafraseando a Carrie Bradshaw, una en la Ciudad de México siempre está en busca de departamento. Fui a visitar muchos antes de llegar a donde hoy vivo. En una de esas ocasiones, llegué a uno que era muy bonito pero muy caro para mi presupuesto.
No lo renté, pero el casero se quedó con mi número. Me escribió una noche para decirle que podíamos negociar el precio a cambio de salir conmigo. Ni siquiera le contesté y lo bloqueé de WhatsApp. Luego me buscó en mis redes sociales y hasta se hacía diferentes cuentas. Nunca abría chats de desconocidos, pero en alguna ocasión lo hice y vi que me mandó una foto desnudo. Le dije a todas mis amigas que lo denunciaran en Facebook hasta que dejó de escribirme.
Preferí no denunciarlo en el Ministerio Público o algo así. Ya he tratado antes de acudir con las autoridades y no pasa nada. Francamente, no les tengo confianza. Confío más en mis amigas que en la policía.
Daniela, 31, Ciudad de México
Panamá
En diciembre de 2022, el Instituto Panameño de Derecho y Nuevas Tecnologías de Panamá lanzó Segur@s en línea, hackeando la violencia digital en toda Centroamérica y República Dominicana, un proyecto que busca recopilar e integrar datos confiables y testimonios acerca de la violencia que sucede en el entorno digital.
La organización social creó una plataforma en la cual ponen a disposición información estadística e insumos que buscan ser útiles para los tomadores de decisiones y los hacedores de políticas públicas, con el fin de contribuir a la implementación de medidas efectivas contra la violencia en el ciberespacio.
Si bien la iniciativa no se limita únicamente a la violencia en línea contra las mujeres, pone especial énfasis en el componente de género que atraviesan las agresiones y en la necesidad de hacer una investigación diferenciada.
El proyecto destaca que el primer paso para actuar en la prevención y combate a la violencia digital es dimensionar la problemática y medirla. Y, al mismo tiempo, ayudar a canalizar denuncias con las autoridades correspondientes, socializar recursos de interés y brindar herramientas para que las personas refuercen su seguridad digital.
Perú
En 2020, la asociación civil peruana Hiperderecho estableció el proyecto “Después de la Ley”, que busca justicia para las personas LGBTQ+ que han enfrentado algún tipo de violencia de género en línea, como el acoso, la discriminación y la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento.
La iniciativa identifica las rutas de atención existentes a las cuales pueden recurrir las víctimas, evalúa el nivel de efectividad en la respuesta que les brinda el Estado y genera recomendaciones para lograr una verdadera justicia de género. También presta acompañamiento a quienes lo necesitan y elabora investigaciones en la materia.
Hiperderecho también cuenta con un podcast vinculado a este proyecto, en los que se abordan temas como las vías para realizar denuncias ante violencia digital, cómo resguardar evidencia y la reparación del daño.
Venezuela
En Venezuela, un país donde la libertad en Internet es limitada, de acuerdo con mediciones de Freedom House, el colectivo ActivistasXSL (Mujeres Activistas por el Software Libre), promueve el estudio, difusión, uso y desarrollo del software libre con el objetivo de empoderar a las mujeres por medio de las TIC.
La colectiva organiza talleres, cursos y actividades a las mujeres para socializar el conocimiento sobre las tecnologías y brinda acompañamiento a las víctimas de violencia digital de género.Además, desarrolló una herramienta llamada Yenchi que permite la geolocalización y el seguimiento de incidentes de violencia de género, como la violencia sexual, el feminicidio, la violencia obstétrica y la violencia digital y los ciberdelitos. Con base en los reportes, se categoriza la información y se crean estadísticas que pueden servir para el diseño de políticas públicas.