Para las personas de países de bajos y medianos ingresos, incluidas aquellas que viven en América Latina, el precio del Internet de banda ancha es hasta seis veces más caro, en relación con lo que se paga en economías de ingresos altos, revela un estudio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la Alianza para una Internet Asequible (A4AI).
El costo de este servicio se está volviendo cada vez más inasequible, especialmente en países de las Américas y África, tanto así que incluso las personas han dejado de consumir otros bienes y servicios para poder pagar una conexión a Internet fiable y de calidad.
La UIT explica que el aumento de los precios de la banda ancha se ha generado durante la pandemia por la Covid-19, en un contexto en el que estos servicios son más esenciales que nunca para poder llevar a cabo actividades de comunicación, teletrabajo, educación en línea u otras que requieren una conexión estable.
Durante 2021, el costo del Internet de banda ancha móvil en las Américas se elevó 0.2 puntos a 2.6 por ciento del ingreso nacional bruto per cápita y en los países africanos la tarifa promedio llegó al 6.5 por ciento del ingreso nacional bruto [INB] per cápita (0.1% más), de acuerdo con el informe.
Para que el acceso a este servicio pueda considerarse asequible, la Comisión de Banda Ancha de las Naciones Unidas establece que el precio debe ser equivalente o menor al 2 por ciento del INB per cápita de cada economía. Este parámetro no se cumple en la mayoría de los países de bajos y medianos ingresos, incluidos los latinoamericanos.
La tarifa de la banda ancha fija es aún más cara y difícil de cubrir. Los usuarios de las Américas pagaban en promedio el 5 por ciento del INB per cápita (0.5% más respecto a 2020) por un servicio de 5 GB al mes y una velocidad de descarga de al menos 256 Kbits. En África, la proporción del INB que se destina a esto es de 18.3 puntos porcentuales (0.4% más).
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En contraste, en los países de altos ingresos la banda ancha móvil es más asequible, pues representa apenas el 0.5 por ciento del INB per cápita (0.1% más respecto a 2020). Este es el caso de las naciones europeas, por ejemplo. El Internet fijo también se encuentra por debajo del parámetro de la Comisión de Banda Ancha al valer el 1.3 por ciento del INB en estos países, cumpliendo con el criterio de asequibilidad.
A nivel regional, sobre todo en las economías de bajos y medianos ingresos, el balance de la UIT y A4AI es desalentador. El estudio muestra que las cuatro canastas básicas de banda ancha fija y móvil (de alto y bajo consumo para cada servicio) se encarecieron en 2021.
“La asequibilidad de la canasta de banda ancha móvil de nivel de entrada es particularmente relevante dado que alrededor del 95 por ciento de la población mundial vive dentro del alcance de al menos una red móvil 3G”, explica el reporte.
Sin embargo, los países están lejos de mejorar los precios en relación con los ingresos. Las tarifas han llegado a un punto en el que son “prohibitivas”, advierten las organizaciones. Es decir, su costo es tan alto que representan una barrera para que las personas accedan a la conectividad, sobre todo durante la contingencia socioeconómica y sanitaria del coronavirus.
“Además, los habitantes de las zonas rurales y las mujeres de todo el mundo se ven afectados de forma desproporcionada. Si no se aborda adecuadamente esta cuestión, empeorará la situación de quienes más ayuda necesitan. Los sectores público y privado deben trabajar juntos para conectar a la humanidad con un acceso asequible y efectivo”, afirma Sonia Jorge, directora Ejecutiva de A4AI.
En el panorama mundial, sólo 96 economías tienen precios de Internet de banda ancha móvil asequibles. Y entre los países menos desarrollados, sólo cuatro cuentan con tarifas igual o menores al 2 por ciento del INB per cápita, incluyendo a Bangladesh, Bután, Nepal y Myanmar.
La UIT y A4AI explican que, en cierta medida, el incremento de los precios de los servicios de banda ancha reflejan la recesión económica que se vive a nivel global, derivada de la pandemia de la Covid-19. Aun así, es importante actuar para cambiar este panorama o se podría profundizar la inasequibilidad del acceso a Internet.