iProfesional – Andrés Sanguinetti
Con el cambio de gobierno, la distribución de cargos y la creación de nuevos organismos también llegó a las telecomunicaciones donde por estas horas se impulsan propuestas diferentes para regular y monitorear el sector.
Más allá de la eventual confirmación de Claudio Ambrosini como nuevo titular del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), se acaba de disparar una interna por retorno de una Secretaría de Telecomunicaciones que tenga bajo su paraguas todos los lineamientos oficiales vinculados a los negocios de telefonía fija, móvil, internet, televisión por cable y mercado postal.
Es decir, al retorno a épocas pasadas, ya que se trata de un ente que hace años desapareció del organigrama oficial por lo menos desde el 2015, cuando la por entonces presidenta Cristina Kirchner firmó un decreto por el cual se creó la Autoridad Federal de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC).
Lo hizo siguiendo los lineamientos de la Ley Argentina Digital en la cual se estableció que el ente debía continuar con las atribuciones de la Secretaría de Comunicaciones y de la Comisión Nacional de Comunicaciones, además de incorporar bajo su órbita el plan Nacional Argentina Conectada y las empresas ARSAT y Correo Argentino.
Luego, el gobierno de Mauricio Macri volvió a aplicar cambios con la creación del Enacom en reemplazo tanto de la Aftic como de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) con los cuales el kirchnerismo combatió a los grandes medios periodísticos encabezados por el Grupo Clarín.
El ex jefe de Estado también creó un Ministerio de Comunicaciones que en el 2017 disolvió y transfirió sus competencias a Modernización, que se quedó con la administración de las acciones del Estado en Arsat y en el Correo Argentino.
Ahora, un sector del flamante oficialismo del Frente de Todos impulsa el retorno de una secretaría con poder para monitorear el mercado telco y que estaría a cargo de Antonio Roncoroni, un hombre muy ligado a la industria y actual presidente de Federación de Cooperativas del Sur (Fecosur).
También se discute por el “padrinazgo” de este posible ente que podría depender del propio Alberto Fernández a través de la Jefatura de Gabinete que comanda Santiago Cafiero.
De hecho, se especula también con el futuro del Enacom, que también pasó a depender de uno de los máximos colaboradores del Presidente ya que hasta ahora integraba el esquema de la Secretaría de Modernización que era controlada por Gabinete.
Sin embargo, otros funcionarios piden que se mantenga bajo la órbita de Gabinete pero que funcione como un ente autárquico bajo el mando de Gustavo López y no de Ambosini. El problema con el ex jefe de prensa de Sergio Massa surgió tras unas fuertes declaraciones de Hebe de Bonafini en contra de Massa.
La titular de Madres de Plaza de Mayo se metió en las tensiones internas del Frente de Todos por la distribución de cargos al exigirle a Fernández que evite designar a funcionarios que responden al ex intendente de Tigre en el gobierno. Especialmente por la posibilidad de que Ambrosini se haga cargo del Enacom.
“A las Madres nos tiene muy preocupada el tema de los medios. Fernández está nombrando a una persona que se llama Claudio Ambrosini, que no es del agrado de miles y miles de personas que nos llaman desesperadas”, dijo Hebe en declaraciones que hizo la semana pasada.
“Los medios tienen que estar en manos del Gobierno, no de Massa que no es gobierno, es un poquitito gobierno porque se agarró como un gatito para no caerse del alambrado”, aseguró.
En este marco, comenzó a sonar fuerte el nombramiento de López en reemplazo de Ambrosini, aunque desde el entorno del todavía miembro del directorio del Enacom aclararon a iProfesional que tiene el cargo asegurado.
Desde otros sectores recordaron que López ya ocupó cargos en el área de las telecomunicaciones durante los gobiernos de Fernando De la Rúa y de la propia Cristina Kircher. Durante la Alianza es recordado por haber acompañado al entonces secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, en la resolución 764 que suspendió la entrega de licencias de televisión por cable en beneificio del Grupo Clarín.
Pero durante la etapa dura del kirchnerismo ocupó el cargo de subsecretario general de la Presidencia haciendo de vocero autorizado de la propia Cristina Kirchner, además de haber sido anteriormente director del Sistema de Medios Públicos y férreo defensor de la Ley de Medios con la cual la ahora vicepresidenta de la Nación trató de terminar con el poder del mayor holding de medios de la Argentina que dirige Héctor Magnetto.
Si finalmente López llega a la titularidad del Enacom se trataría de un “golpe de Estado” encabezado por la viuda de Néstor Kirchner para tomar de nuevo el control del organismo encargado de regular el sector de las telecomunicaciones.
También advierten que la creación de una Secretaría de Telecomunicaciones podría quedar en la nada y, a cambio, impulsan que sus funciones vayan a parar a manos de Gustavo Béliz, promovido por el propio Alberto Fernández como titular de la poderosa Secretaría de Asuntos Estratégicos que, de hecho, ya está tomando algunas de las funciones de la Secretaría de Modernización.
Una tercera línea dentro del mismo gobierno propone recrear las épocas de la Alianza y sumarle al Ministerio de Transporte las funciones de Comunicaciones para que sea Mario Meoni quien se quede con ambas funciones.
Pero mientras estas disputas no se terminan de dirimir, otro frente de batalla se da por el control de Arsat, la empresa satelital que el gobierno de Macri transformó en algo más, en la empresa de telecomunicaciones del Estado argentino que brinda servicios de transmisión de datos, telefonía y televisión por medio de infraestructura terrestre, aérea y espacial.
Se trata de una caja no despreciable si se tiene en cuenta que mueve entre u$s60 millones y u$s80 millones por año y en la cual dirigentes de La Cámpora habrían puesto sus ojos después de haber quedado mayoritariamente fuera del reparto de poder tanto a nivel nacional como también en la provincia de Buenos Aires, donde Axel Kiciloff no lso tuvo mayormente en cuenta a la hora de llenar los casilleros de su gabinete.
Creada en el 2006 por una ley del Congreso, Arsat es una sociedad anónima estatal en la cual inicialmente sus acciones corresponderían en un 98% al Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, y el 2% restante al Ministerio de Economía y Producción.
Con Macri sus acciones pasaron primero al Ministerio de Comunicaciones, y una vez disuelto esta dependencia, a manos de la Jefatura de Gabinete tras ser heredado de la Secretaría de Modernización que comandaba Andrés Ibarra.
El plan de algunos miembros de La Cámpora es el de molestar las relaciones de Arsat con las dos principales operadoras privadas del sector como son Movistar y Telecom.
La caja de Arsat, dicen desde la agrupación ultra k, es atractiva teniendo en cuenta que solamente da empleo a 50 personas de manera directa, más otros 600 que cumplen funciones en el interior. Al día de hoy, el dinero que genera se acerca a los $3.600 millones por año.