Reforma Jorge F. Negrete P.
“Las civilizaciones son las últimas tribus humanas, y el choque de civilizaciones es un conflicto tribal a escala planetaria”: Samuel Huntington. Y agrego: lo digital hoy es la materia del conflicto.
La semana pasada se celebró en Bruselas una reunión histórica para el futuro de la tecnología digital. Europa y América Latina integraron a su agenda de cooperación el universo digital, vía Open Gateway. Europa asume una conversación civilizatoria compleja para encontrar aliados y enfrentar los retos regulatorios y legislativos en un mundo digital compulsivo y geopolítico. Una conversación que presenta como retos las asimetrías institucionales, económicas, jurídicas, democráticas y culturales, pero que deben enfrentarse en una globalidad compleja y esperanzadora.
El viernes de la misma semana, el presidente Biden convocó a siete empresas líderes en tecnología digital e Inteligencia Artificial (IA) en la Casa Blanca: Amazon, Anthropic, Google, Inflection, Meta, Microsoft y OpenAI.
La Administración Biden-Harris anunció que ha obtenido compromisos voluntarios de estas empresas para “ayudar a avanzar hacia un desarrollo seguro, protegido y transparente de la tecnología de IA”. La regulación de la sociedad digital está mostrando los estilos, la cultura y la urgencia para regular las tecnologías y su impacto en distintas áreas económicas, culturales y jurídicas de nuestra sociedad.
Para el caso de Estados Unidos y el presidente Biden, hay que recordar que, desde que tomó posesión ha actuado de forma consistente en esta materia. La reunión de la semana pasada no fue nueva, fue en seguimiento de una reunión previa a principios de año y de tres documentos estratégicos que rigen su actuación: El Plan Estratégico Nacional de Investigación y Desarrollo de la Inteligencia Artificial, un proyecto para la Declaración de Derechos en materia de Inteligencia Artificial y la Orden Ejecutiva que ordena a las agencias federales eliminar el sesgo en el diseño y uso de nuevas tecnologías, incluida la IA, y proteger al público de la discriminación algorítmica.
Por si fuera poco, a principios de julio la vicepresidente Kamala Harris convocó a líderes de protección al consumidor, laborales y de derechos civiles para discutir los riesgos relacionados con la IA y reafirmar los compromisos para proteger al público estadounidense de daños y discriminación.
El mes pasado, el presidente Biden se reunió con los principales expertos e investigadores en Inteligencia Artificial de Estados Unidos en San Francisco, como parte de su compromiso de aprovechar las oportunidades y de gestionar los riesgos que plantea la IA.
El presidente Biden comprometió a las empresas tecnológicas a:
1. Garantizar que los productos sean seguros antes de presentarlos al público.
2. Las empresas se comprometen a invertir en seguridad cibernética y salvaguardas contra amenazas, así como facilitar el descubrimiento y la notificación de vulnerabilidades en sus sistemas de Inteligencia Artificial por parte de terceros.
3. Ganarse la confianza del público, incluido desarrollar mecanismos para garantizar que los usuarios sepan cuándo se genera contenido mediante IA e identificarlo con una marca de agua. Se comprometen a informar sobre las capacidades, limitaciones y áreas de uso apropiado e inapropiado en equidad y sesgos. Priorizar la investigación sobre los riesgos sociales y proteger la privacidad.
Geopolítica. Europa busca apoyo en América Latina. Estados Unidos se acerca a Japón como un socio fundamental para desarrollar principios compartidos para la gobernanza de la IA, en el Reino Unido para organizar una cumbre sobre seguridad de la IA, e India, como presidente de la Alianza Global sobre IA. En el ajedrez digital está pendiente el trabajo de la UNESCO en esta materia.
El presidente Biden busca alianzas y anticipa un programa de trabajo robusto, ubicado más en el espacio de la política pública y consenso en el Congreso. Esto apenas comienza.
Presidente de Digital Policy & Law
Twitter @fernegretep
