Huella digital universal

● La brecha digital se acentúa y visibiliza sobre el acceso a la salud, educación y teletrabajo ● El valor solidario de la inclusión digital en tiempos de Covid-19 es imperativo ● El grado digital de la región se convierte en una herramienta de movilidad social y parte fundamental de la reactivación económica

Se vive en tiempos de cambio ante una coyuntura de salud en la cual lo digital se ha vuelto más que visible y relevante. Proyectos, políticas públicas y programas centrados en las grandes urbes, principalmente; hoy son más que imprescindibles extenderlos a todo el territorio nacional, pero las cicatrices que dejará la crisis de salud en la economía de las naciones y las finanzas públicas harán más compleja la inclusión de sectores vulnerables que verán diezmadas las oportunidades del acceso y continuidad a la educación, y la posibilidad de continuar con el trabajo desde casa, por citar dos ejemplos.

La oportunidad del acceso a las tecnologías en escuelas, colegios, estudiantes y hogares se convierte hoy en una herramienta que siendo universal podría dejar una impronta digital al habilitar programas de agricultura rural, turismo rural comunitario en zonas e inclusión a servicios financieros, bancarios, trámites y consultas de todo tipo de servicios públicos en línea,  inserción de poblaciones con discapacidad y adultos mayores, entre otros grupos en desventaja; todos ellos son aspectos esenciales para que, una vez superada la crisis, cada país salga fortalecido, seguro y más cohesionado.

Datos de la brecha digital en tiempos de Covid-19. Si bien los beneficios de la huella digital en los países posee hoy más que nunca una clara importancia, los números toman al mundo con diferentes realidades digitales. La UNESCO indica que más de 91 por ciento de los estudiantes del mundo están siendo afectados, dado que cerca de 188 países han cerrado los centros educativos (primaria, secundaria y universidades); ello significa más de 1,500 millones de estudiantes afectados.

Datos recientes del informe en grupo sobre “Las oportunidades de la digitalización en América Latina frente al Covid-19”, elaborado por CAF, CEPAL, Digital Policy and Law y Telecom Advisory Services LLC reflejan que América Latina y el Caribe se encuentran en un grado de desarrollo intermedio con un índice de 49.925 (en una escala de 0 a 100) respecto a otras regiones del mundo en términos de desarrollo de su ecosistema digital, por lo que la región está en una posición más avanzada respecto a África (35.05) y Asia Pacífico (49.16), y muestra un rezago respecto a Europa Occidental (con un índice de 71.06), América del Norte (80.85), Europa del Este (52.90) y los Estados Árabes agrupados en torno al acrónimo MENA (55.54). El informe del grupo CAF, CEPAL, DPL y Telecom Advisory Services apunta además que:

“Es raro encontrar casos de países donde el éxito relativo en el control y la mitigación de Covid-19 no esté explicado en buena medida por el uso de aplicaciones móviles y sistemas de información soportados en tecnologías digitales.”

En la región, según datos del grupo de investigación, la brecha alcanza en promedio a 33 por ciento de la población; sin embargo, al profundizar en el interior de cada uno de los países esta distancia se acentúa entre las zonas urbanas y las rurales. En las zonas urbanas la penetración de usuarios de Internet es +60 por ciento; sin embargo, en los países con más conectividad rural ésta apenas alcanza el 40 y/o 50 por ciento  de la población, y en los de menor grado de preparación digital el acceso y la penetración de banda ancha es en promedio de 10 por ciento.

A menudo se habla de brecha digital (singular) frente a “las brechas digitales” que abarcan tanto el acceso servicio como las habilidades para hacer un uso productivo. También están las brechas de calidad y de velocidad. En ambos casos las personas tienen acceso a la conectividad; sin embargo, esta no es suficiente para acceder a contenidos y plataformas que hoy por la crisis se hacen evidentes (teletrabajo, teleeducación, telesalud). En términos de velocidades de conexión de banda ancha, en relación con el promedio mundial y a países más avanzados, América Latina y el Caribe presentan una distancia frente a regiones más desarrolladas.

El valor de la solidaridad digital para alcanzar un mayor grado de preparación. El servicio universal digital constituido hoy por el acceso, servicio y uso del conjunto de las tecnologías y telecomunicaciones, plataformas, contenidos y habilidades digitales, dejará una marca que al salir de esta coyuntura de salud reducirá las brechas digitales que se profundizan con los grupos y segmentos de la población en condición vulnerable, excluidos de los beneficios de las tecnologías digitales. En la situación en la cual nos encontramos la brecha restringe de la oportunidad de estar incluidos en la Sociedad de la Información y el Conocimiento y, por ende, del impacto de las políticas públicas que se están adoptando (e-salud, e-trabajo, e-educación).

En los diferentes mecanismos de salud y económicos que hoy se adoptan para combatir la enfermedad Covid-19 un valor resalta, la solidaridad. Precisamente, la universalización del servicio de las tecnologías digitales en muchos países funciona a través de instrumentos de financiamiento solidario (contribución económica a un fondo por toda la población para la reducción de la brecha digital, con prioridad en grupos de desventaja, por ejemplo). Los fondos de servicio universal en América Latina que hasta la fecha pudieron haber sido vistos con recelo por su baja ejecución, hoy se vuelven más que importantes y están llamados a emprender con suficiente diligencia y agilidad programas y proyectos con los recursos presentes y futuros. 

El lado positivo de la inclusión. Las capacidades de la huella digital que dejará la crisis serán positivas en varios aspectos: nuevos dispositivos de salud, cadenas de valor, servicios de e-commerce, inversión en infraestructura de telecomunicaciones, velocidad de Internet, la resiliencia de las redes, estrategias digitales, políticas públicas de largo alcance, programas, proyectos e iniciativas, convergencia de servicios y plataformas, innovación y transformación en todos los sectores, y todo ello perdurará porque una vez observados los beneficios del servicio universal en situaciones como la actual, no se volverá atrás. El teletrabajo, la consulta de salud virtual, la inclusión financiera, programas, carreras y clases virtuales desde la primera infancia hasta las universidades, se volverá una constante en pocas semanas, con porcentajes que hasta la fecha habían sido difícilmente alcanzables y eran un sueño en las políticas, pero hoy son superadas al paso de los días. Las crisis aceleran la transformación digital y generan oportunidades.

Manos a la obra. La estrategia digital de cada país, municipio e instituciones y las medidas a adoptar son ahora, dada la alta necesidad de mantener conectada a la mayor cantidad de la población y mantener el distanciamiento. Pero en el mediano y largo plazos permitirán sistemas más resilentes y emprender la reactivación en menor tiempo.

APPD: crear Alianzas Público-Público y Público-Privadas para el Desarrollo, las cuales serán necesarias para reordenar, crear, invertir y crecer de manera que se recupere el nivel alcanzado hasta antes de la crisis.

Ejemplo: conectividad de centros académicos universitarios en conjunto con los Ministerios de Educación Pública que maximicen y generen economías de escala, donde los datos nacionales circulen por medio del punto de tráfico nacional, conocidos como IXPs.

PPyP: generar Portafolios de Programas y Proyectos multiservicios digitales, integrales y transversales.

Ejemplo: portafolios de innovadores proyectos por medio de los fondos de servicio universal. Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en el mundo existen al menos 70 fondos, con diferentes grados de actividad.

END: diseñar Estrategias Nacionales Digitales, enfocadas en programas de inclusión digital para los diferentes sectores con prioridad, educación, salud y empleo.

Ejemplo: nuevas formas de cómo generar valor público, como la revalorización de activos fijos (redes legadas de telecomunicaciones y derechos de paso/uso).

e-programas: establecer programas permanentes de e-salud, e-trabajo, e-educación, e-agricultura, e-innovación, e-servicios públicos, entre otros planes de robótica, Internet de las Cosas e Inteligencia Artficial.

Ejemplo: proyectos específicos en las instituciones públicas de transformación digital encaminados a ofrecer todos los servicios, trámites, certificaciones, firma digital, virtualización de atención al público, por medio de canales digitales.

BAR: ampliar el alcance, calidad, velocidad y acceso de las conexiones de banda ancha rural (mínimo de 10 Mbps) de las unidades más pequeñas de escuelas, centros de salud, establecimientos agrícolas, de seguridad y emergencias, en zonas rurales.

Ejemplos: actualización del marco regulatorio de cada país para facilitar la inversión privada en zonas de brecha digital con prestaciones definidas y esquemas de reutilización de activos públicos, compartición de infraestructura, acceso a recursos escasos, interconexión nacional, rural, fija y móvil, roaming rural y uso de espectro no licenciado, así como espacios en blanco del espectro.

HDP: formular programas de Habilidades Digitales Productivas, para implementar programas de capacitación en el uso productivo de las TICs a la población, de manera tal que se genere una nueva cultura digital y una sociedad alfabetizada.

Ejemplos: programas, proyectos y políticas públicas concretas y permanentes de reducción de la brecha digital sobre la dimensión de las habilidades blandas de las personas para el uso productivo de las TICs.

MCID: incentivar espacios de creación de nuevos Modelos Conceptuales de Inclusión Digital que propicien la maximización de las capacidades actuales y propicien la inclusión de la población en general a los servicios que brindarán las nuevas tecnologías de 5G, IoT, Inteligencia Artificial, robótica y otras.

Ejemplo: pruebas de 5G rural para servicios a las comunidades en sectores como educación, agricultura, transporte público y salud. Planes de carrera en tecnologías que inician con la inclusión de temas digitales y cursos desde la primera infancia. 

ISPC: dadas las nuevas condiciones, es necesario generar ahorros en el desarrollo de proyectos de Infraestructura y Servicios Públicos Convergentes.

Ejemplos: construcción de carreteras y autopistas (físicas) y aprovechar la excavación para colocar ductos y redes de telecomunicaciones con puntos de intercambio de tráfico (doble peaje, más ingresos). Lo anterior también en el desarrollo de proyectos de agua, oleoductos, trenes. Se maximizan los recursos, se amplia la capacidad y los puntos de equilibrio financiero de los proyectos se acortan 

La impronta universal digital que se delegue a las futuras generaciones será el resultado de decisiones oportunas y asertivas en la época de Covid-19. Las acciones que se emprendan hoy se convertirán en un legado digital intangible, mayor competitividad, una herramienta de movilidad social y parte fundamental de la reactivación económica que podrá hacer la diferencia en el bienestar de los habitantes.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies