Grok, el pase de Elon Musk en la lucha por el poder político mundial
Especial: Titanes de la geopolítica digital
Elon Musk es el hombre más rico del mundo, pero su ambición no se detiene ahí, ya que quiere ganar la carrera de la Inteligencia Artificial (IA), en la que el también dueño de xAI y X está compitiendo con las grandes de este rubro como OpenAI, Google y Microsoft.
En noviembre de 2023, Elon Musk decidió lanzar Grok y así comenzar públicamente su carrera en la IA, que hoy en día es más importante que la carrera espacial.
Este producto de xAI se diferencia de sus competidores, como ChatGPT de OpenAI o Gemini de Google, por su filosofía de “Inteligencia Artificial explicable” y su enfoque en la ironía y la irreverencia.
Musk ha posicionado a Grok como una alternativa a los modelos de IA que, según él, están demasiado influenciados por la “corrección política”, una postura que ha resonado en ciertos círculos y ha generado un intenso debate sobre la libertad de expresión y la desinformación en el mundo digital.
Grok se nutre en tiempo real de los datos de la red social X (anteriormente Twitter), lo que le otorga una ventaja única para procesar la información de actualidad.
La importancia estratégica de Grok a nivel global es innegable. Por un lado, se ha convertido en un contendiente en la batalla por el liderazgo en el campo de la IA, una carrera que no sólo es tecnológica, sino que también definirá el control de la información y la narrativa social, política y económica a nivel mundial.
Al estar integrado con X, Grok se convierte en un instrumento para potenciar la influencia de la plataforma y de Elon Musk en el ecosistema digital, lo que le da un poder sin precedentes para moldear la opinión pública.
Además, Elon Musk ha decidido que Grok sea menos restrictivo, lo que no es sólo una postura ideológica, sino un reflejo del resentimiento de Musk hacia lo que él percibe como el establishment político.
La promesa de una IA que no censura ni modera opiniones es una crítica velada a las políticas que otros gigantes tecnológicos han implementado para evitar la desinformación, y Elon Musk está decidido a competir en este campo de esta manera, sin embargo, ya ha tenido sus tropiezos.
Hay que recordar que recientemente Grok estuvo envuelto en serias controversias que parecen haber minado su credibilidad. La IA que no modera opiniones se ha topado con una realidad compleja, pues el chatbot ha dado respuestas inexactas o ha amplificado discursos extremistas, llegando incluso a generar contenido antisemita.
Países como Polonia han presentado denuncias ante la Comisión Europea, lo que evidencia el impacto geopolítico de estas supuestas fallas de Grok. La controversia sobre el antisemitismo del chatbot de Elon Musk no es un simple error técnico, sino una consecuencia de una filosofía de diseño que prioriza la “libertad” sobre la responsabilidad, lo que lo convierte en un actor cultural y político que amplifica sesgos y discursos de odio.
El futuro de Grok y X dependerá de si Musk logra convertir su plataforma en un medio que pueda influir en la política estadounidense desde afuera, sin la necesidad de tener un asiento en la mesa del poder, aunque tampoco hay que olvidar que ya decidió firmar su propio partido político, con lo que muestra cómo la carrera por la IA es una carrera por el poder.
