Los Centros de Datos gubernamentales presentan desafíos, y en América Latina no es la excepción.
Digi Americas publicó el informe Los desafíos de los Centros de Datos gubernamentales en la construcción de infraestructuras digitales resilientes, en el que aborda una paradoja en la política de infraestructura digital de América Latina: la creencia de que construir y operar Centros de Datos propios es la mejor manera de proteger la información sensible.
Si bien los gobiernos de todo el mundo están adoptando cada vez más soluciones de Nube de hiperescala por su rentabilidad y escalabilidad, la región ha sido lenta en este proceso, citando la soberanía de los datos y la privacidad como razones para mantener el control total sobre la infraestructura.
Sin embargo, esta decisión conlleva una serie de desventajas significativas. El ritmo acelerado de la innovación tecnológica, particularmente con el auge de la Inteligencia Artificial, deja obsoletos a los Centros de Datos gubernamentales en poco tiempo, asevera el estudio.
Y es que los procedimientos burocráticos y las restricciones presupuestarias impiden que los gobiernos se adapten a las nuevas tecnologías, lo que crea nuevos sistemas heredados y aumenta las vulnerabilidades.
El informe subraya que, a diferencia de los proveedores de Nube de hiperescala, que invierten grandes sumas en seguridad, la ciberseguridad en estas instalaciones autogestionadas es limitada y más costosa de proteger.
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Digi Americas señala que para 2025, más del 75% de los gobiernos operarán más de la mitad de las cargas de trabajo utilizando proveedores de servicios en la Nube a hiperescala.
De acuerdo con el estudio, la concentración de datos en una sola ubicación también presenta un riesgo de seguridad sustancial, haciéndolos susceptibles a un solo punto de falla.
El documento cita ejemplos notorios. En Indonesia, un ataque de ransomware interrumpió más de 210 servicios públicos, afectando la inmigración y otros servicios gubernamentales.
Por el contrario, en Ucrania, el gobierno se vio obligado a migrar sus datos a la Nube pública justo antes del inicio de la guerra en 2022 para protegerlos de los ataques a sus servidores locales.
Estos casos muestran que, en crisis, la Nube de hiperescala demostró ser la alternativa más segura y fiable, afirma el estudio.
Y es que la decisión de un gobierno de construir su propio Centro de Datos lo convierte en un actor de una industria altamente compleja e intensiva en capital, que se proyecta que alcance los 438,700 millones de dólares a nivel mundial para 2028.
En América Latina, se espera que el mercado de Centros de Datos crezca de 5,510 millones de dólares en 2022 a 8,810 millones de dólares en 2028.
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“Los gobiernos de toda la región están invirtiendo activamente en el fortalecimiento de las infraestructuras digitales públicas de sus países, incluido el desarrollo de Centros de Datos nacionales e iniciativas en la Nube, para mejorar la prestación de servicios públicos y la gobernanza”, apunta el estudio.
El reporte añade que operar en este mercado requiere una experiencia que a menudo no está disponible en el sector público, donde la competencia por el talento digital es feroz.
Destaca también que el costo anual de los ciberataques en América Latina y el Caribe podría superar los 90 millones de dólares para 2025.
Como solución, el informe propone el modelo de colocación híbrida como una alternativa estratégica. Este enfoque permite a los gobiernos aprovechar la infraestructura y la experiencia de los proveedores de Centros de Datos comerciales, lo que les permite mantener los activos más críticos en las instalaciones, al tiempo que aprovechan la escalabilidad, flexibilidad y seguridad de la Nube de hiperescala para otras cargas de trabajo.
Y es que al asociarse con estos proveedores, los gobiernos pueden evitar los altos costos de inversión y mantenimiento, reducir el riesgo de obsolescencia tecnológica y centrarse en su misión principal de brindar servicios públicos.
Finalmente, Digi Americas señala que la colocación híbrida también aborda las preocupaciones de sostenibilidad, ya que los proveedores de Centros de Datos a menudo cuentan con tecnologías de eficiencia energética y se adhieren a estándares ambientales que serían difíciles de replicar para una instalación pública más pequeña.