“Gobierno necesita sentarse y diseñar cómo quiere las telecomunicaciones en Brasil en próximos años”, Luiz Perrone, exvicepresidente de Anatel

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Promulgada en 1997, la Ley General de Telecomunicaciones (LGT) cumplió el rol de modernizar la legislación de la época y universalizar los servicios de telecomunicaciones. Después de 25 años, es hora de revisar la ley para adaptarla al momento actual y decidir qué quiere Brasil para el futuro.

Luiz Francisco Perrone, consultor y exvicepresidente de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel), dijo a DPL News que, en el momento en que se redactó la LGT, el principal servicio de telecomunicaciones era la telefonía fija, que era prestada por empresas estatales. Pero el servicio era costoso –costaba alrededor de mil dólares en acciones de la empresa– y el proceso para obtener una línea telefónica podía demorar 20 años.

La LGT fijó metas para los servicios de telecomunicaciones y logró el objetivo de universalizar la telefonía fija, por ejemplo, al atraer inversiones privadas y bajar los precios para los consumidores. Además, la ley creó la Anatel para supervisar la actuación de las empresas privadas que asumieran la prestación de servicios.

Perrone resume los pilares de la ley en: cambiar la legislación para permitir la inversión privada; privatización de Telebras, que no tenía recursos para masificar la telefonía fija; instalación de la competencia; y la creación de una agencia reguladora para inspeccionar las empresas.

João Rezende, expresidente de la Anatel, agrega que la LGT también creó condiciones para los operadores móviles.

Lo que no estaba previsto en la ley era la Internet, que pocos años después empezó a utilizarse en Brasil.

Se planificó una revisión de la LGT en 2001 para revisar los objetivos. En ese momento, el acceso a Internet podría haber entrado en la legislación y Brasil podría haber creado objetivos para el servicio, pero la revisión nunca se llevó a cabo.

Revisión de la Ley General de Telecomunicaciones

“No tenemos un plan de cómo queremos a Brasil en telecomunicaciones en cinco ó 10 años”, comentó Perrone. Considera que los fundamentos de la LGT son “muy buenos”, pero que en la actualidad está desfasada.

“Se hizo una pequeña revisión de esta ley en 2019, se revisó lo urgente, pero no se cambiaron las bases de la ley. El gobierno necesita sentarse y diseñar cómo quiere las telecomunicaciones en Brasil dentro de 10 ó cinco años”.

¿Se apagará la telefonía fija? ¿Se deben nacionalizar los servicios de telecomunicaciones? ¿Cuánto cuesta conectar todo Brasil? ¿Quién pagará? Estas son algunas preguntas que pueden ser respondidas con nuevos estudios y la creación de nuevos objetivos, como el proceso de elaboración de la LGT.

Para Rezende, el principal reto para los próximos años es equilibrar el mundo de las telecomunicaciones y el mundo digital. “Incluso necesitamos repensar el modelo operativo de Anatel”, dijo. Actualmente, la Agencia no es competente para regular las plataformas y empresas de Internet, que terminan compitiendo con los servicios de telecomunicaciones.

La conclusión es que es hora de modernizar la LGT. Fue fundamental para la masificación de la telefonía fija y tiene capacidad para generar nuevos frutos, pero es necesario saber adónde quiere ir Brasil, cuánto costará y quién pagará.