¿Estás cansado de tantas videollamadas por Zoom, Meet o Teams? Puedes estar sufriendo de ‘fatiga por Zoom’.
De acuerdo con un estudio publicado por el laboratorio de interacción humana de la Universidad de Stanford, el hartazgo por las videoconferencias es generado por cuatro factores, pero en resumen, los principales son: la falta de comunicación no verbal y la constante vigilancia tanto del resto de participantes, como de nosotros mismos al vernos en la pantalla.
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Cuando conversamos con una persona físicamente las expresiones faciales como la mirada o el movimiento de nuestras manos son fundamentales para comunicarnos con fluidez. Pero, cuando hablamos por Zoom u otra plataforma, la percepción de estas señales no es muy clara por razones como la calidad de la imagen o conexión. Después de una reunión o clase de una hora, estos problemas técnicos se terminan convirtiendo en una posible fuente de ansiedad.
En paralelo está el factor de la vigilancia propia y externa. El autor del estudio, Jeremy Bailenson, explica la situación comparándola con la incomodidad que sufren la mayoría de las personas que suben a un elevador. En este escenario se rompen las normas sociales sobre ‘guardar la distancia’ con extraños y la reacción natural es desviar la mirada para minimizar el contacto visual, de esta forma se compensa el exceso de cercanía.
Para agregar una carga de estrés adicional, las videoconferencias también se convierten en un enorme espejo en donde constantemente nos vemos reflejados. Según la investigación, la autoevaluación puede llegar a ser muy estresante, sobre todo en los entornos laborales.
Entre las recomendaciones que da el autor, puntualiza medidas como usar un teclado externo para aumentar el espacio con la pantalla, reducir el tamaño de la ventana de Zoom en el monitor, apagar la cámara periódicamente si no se está interviniendo y caminar un poco alrededor de la estancia.