El Mundo Uveli Alemán
A pesar de los “avances” en el desarrollo de las ‘fintechs’, emprendimientos en tecnofinanzas, el ecosistema en El Salvador todavía es incipiente y tiene mucho camino que recorrer para competir con el resto de la región. Un reporte del Banco Central de Reserva (BCR) revela que el 66.7 % de estas soluciones surgen de entidades que no están supervisadas o reguladas.
La investigación, publicada en el portal del BCR, califica al segmento como “complejo” e “incipiente” porque no hay definiciones legales exactas para su registro y regulación, aunque reconoce que tiene “muchas posibilidades de crecimiento” y contribuir a un sistema financiero más inclusivo.
El término de fintech es relativamente nuevo en el mercado salvadoreño, aunque se viene utilizando desde 1990 para referirse a las plataformas que ofrecen soluciones financieras como pago, envío de remesas, solicitar préstamos o gestionar finanzas.
Un 66.6 % de las fintechs identificadas surgen de entidades que no están bajo la regulación de la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF), la máxima autoridad en la industria financiera en El Salvador.
Entretanto, un 7.41 % tiene como base una organización con una relación indirecta de un proveedor regulado y un 25 % es parte de procesos de modernización de una entidad supervisada.
Modelos de negocio.
Un primer acercamiento al segmento se encuentra en un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien desde 2017 elabora el Finnovista. Su última edición, publicada en abril de 2022, revela que estas plataformas han crecido un 360 % en El Salvador en los últimos cuatro años, con 30 fintechs en operaciones en 2021.
El reporte del BCR revela, por su parte, que un sondeo de la SSF de 2021 detectó 25 empresas fintechs, de las cuales un 12 % se encontraba en etapa de prototipo con expectativa de completar su desarrollo ese año.

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El ecosistema tuvo un impulso en 2020, cuando los esquemas de confinamiento obligaron a digitalizar muchas actividades cotidianas de las personas y se plantearon como una alternativa al sistema tradicional.
De esa manera, según el reporte del BCR, la mayor parte del desarrollo se ha centrado en soluciones de pago, con una participación del 60 %, seguido de empresas que ofrecen sus servicios a instituciones financieras, con una cuota del 20 %.
Las plataformas de financiamiento representan un 8 % del mercado y las “insurtech” -proveedores de seguros- un 4 %, mientras que la gestión de finanzas personales un 4 % y empresariales un 4 %.
Competencia a los usureros.
Inicialmente se creía que las fintechs competirían con los grandes bancos, pero la experiencia de los últimos años ha mostrado que en realidad es un complemento porque permite el acceso a servicios financieros de sectores desatendidos por el sistema tradicional.
El reporte del Banco Central señala que las fintechs que ofrecen créditos despuntaron en 2020, cuando los pequeños emprendedores se vieron afectados por la pandemia del covid-19 y buscaron pequeños montos para reactivar o mantener sus negocios.
Estas plataformas ganaron popularidad porque ofrecen tasas de interés inferiores a las establecidas en la Ley contra la usura, en rangos que van de 1.5 % a 3.5 % mensual, mientras que los usureros cobran hasta 90 % por un préstamo.
Un proveedor consultado para el estudio reveló que en menos de un año de operaciones tenía 150 clientes y otorgó $80,000 en préstamos.
El dato
El BCR reconoce que no existe un marco legal y normativo específico para las fintechs, por lo que deja a los emprendedores en una desventaja respecto a la seguridad jurídica.