La Asociación de Banda Ancha de Fibra (FBA, por sus siglas en inglés) estima que la fibra óptica está entrando en su ciclo de inversión más grande hasta ahora, pues los proveedores de distintos tipos y tamaños están buscando llegar a los usuarios con servicios basados en fibra en Estados Unidos.
A diferencia del cable, el satélite o la conexión inalámbrica, la banda ancha de fibra ha mostrado mayor rendimiento de capacidad, confiabilidad, latencia y satisfacción en la experiencia de los clientes, lo cual ha impulsado su adopción en el mercado y la construcción de las redes.
Hasta ahora, 60 millones 500 mil hogares estadounidenses tienen cobertura de banda ancha de fibra, lo equivalente a alrededor del 43 por ciento de las casas, según estimaciones de la Asociación y la consultora RVA.
Si todos los fondos federales de infraestructura se enfocan en financiar el despliegue de banda ancha de fibra, el país norteamericano podría tener una cobertura casi total para finales de esta década, prevé la FBA.
El organismo señala que canalizar todos los recursos federales a la fibra permitirá superar la implementación de fibra que se ha visto a la fecha en la nación, lo cual abrirá paso para que Estados Unidos esté totalmente cubierto a fines de la década actual.
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La FBA identifica que AT&T, Verizon, Lumen y los cinco principales proveedores de cable han desarrollado el 72 por ciento de las conexiones de banda ancha de fibra en Estados Unidos y Canadá.
Además de ellos, existen unos mil 200 actores con proyectos más pequeños que impulsan la cobertura en algunos estados y localidades, quienes se han encargado de entre el 17 y 18 por ciento de la construcción de fibra.
Tanto la industria como el gobierno comprenden cada vez más la importancia de invertir en fibra óptica para avanzar en el cierre de la brecha digital y propiciar la adopción de tecnologías digitales de vanguardia como las redes 5G. Sin embargo, la Asociación advierte que se deben superar algunos desafíos.
A los proveedores de fibra medianos y pequeños les preocupa, principalmente, las complicaciones en la cadena de suministro, la escasez de mano de obra y convencer a las autoridades de que lo ideal es destinar todos o la mayoría de los fondos federales al despliegue de fibra, incluso como una posibilidad para conectar a las zonas rurales y remotas y no sólo a las ciudades.