Reforma Jorge Fernando Negrete P.
Entre 1930 y 40, Diego Rivera, el enorme pintor mexicano, fue invitado a realizar distintos trabajos en Estados Unidos, pero sobresalen 3 murales en San Francisco, Detroit y Nueva York.
En San Francisco, en la Escuela de Bellas Artes de California (ahora San Francisco Art Institute), Rivera pintó un mural que mostraba su fascinación y su interés por la cultura industrial moderna de Estados Unidos.
En Detroit, pintó los “Murales de la industria de Detroit” (1932-1933). Una serie de frescos en el Instituto de Artes de Detroit. Veintisiete paneles representan la era de la industria, específicamente de Ford Motor Company y la ciudad de Detroit. Estos murales reflejan la visión de Rivera sobre la importancia de los trabajadores en la industria automotriz, mostrando obreros de diferentes razas y su fuerza de trabajo.
Nueva York: su obra más famosa y controvertida en EE. UU. fue “El Hombre en la encrucijada”, encargada para el Rockefeller Center y posteriormente destruida. La ciencia, la industria y el hombre, al centro de nuestra sociedad.
Cada uno de estos murales documentó la admiración y los temores de Rivera, a partir de la Revolución Industrial de nuestra sociedad. Rivera mostró su fascinación, esperanza y desconfianza en la tecnología industrial. Puertos, máquinas, trenes, fábricas, barcos y ciencia en todas sus dimensiones. Enormes imágenes de la industria polimórfica contrastaban con las caras de pánico, terror, sometimiento y heroísmo de ciudadanos de muchas nacionalidades. Algunos de los temores sucedieron y otros jamás se verificaron. Los sistemas de anticuerpos jurídicos actuaron y esta sociedad ha resistido.
La Inteligencia Artificial es para nuestra sociedad lo que, a Rivera la Revolución Industrial, pero con una dimensión amplificada por la Internet, las redes sociales y el temor que deriva en una desconfianza recíproca en múltiples bandas: sesgos raciales, marginación, competencia económica, empleo, privacidad, ética, noticias falsas, información pública, geopolítica y sistemas de defensa.
Hasta hoy en el debate público, pocos han reconocido que la tecnología digital, incluida la Inteligencia Artificial, habilita el ejercicio de los derechos humanos. Como he señalado, el tema de la Inteligencia Artificial pasa por un avance tecnológico sustentado en inversiones económicas épicas y después alta tecnología en procesadores.
La primera respuesta la dio el presidente Biden en octubre de 2023, cuando firmó una Orden Ejecutiva para promover los esfuerzos de las agencias en todo el gobierno federal y aprovechar los beneficios y mitigar los riesgos de la Inteligencia Artificial.
También lanzó el Plan Estratégico Nacional de I+D de IA, que describe las prioridades y objetivos clave para las inversiones federales en investigación y desarrollo. El presidente Biden va rápido y nombró a Elizabeth Kelly como directora del Instituto para la Seguridad en la Inteligencia Artificial, adscrito al Instituto Nacional de Normas y Tecnología del Departamento de Comercio.
Después de un momento complejo, Europa se llena de orgullo señalando que son la primera región del mundo que cuenta con regulación para Inteligencia Artificial y completa el paquete más robusto de regulación digital del planeta. Me refiero a las leyes de Mercados y Servicios Digitales, los respectivos que ya existían en materia de competencia económica y Cartas de Derechos Digitales.
Por si fuera poco, la Asamblea General de la ONU adoptó la semana pasada una resolución histórica sobre la promoción de sistemas de Inteligencia Artificial “seguros y confiables” que beneficien el desarrollo sostenible para todos. Pidió a los Estados miembros “que se abstengan o dejen de utilizar sistemas de IA que sean imposibles de operar con el derecho internacional de los derechos humanos”.
La globalidad multiracial y el cosmopolitismo que Diego Rivera veía hace 130 años, se refleja hoy, igual que ayer, con cara de incertidumbre. Yo, soy optimista.
Presidente de Digital Policy & Law
X / @fernegretep