Dar el salto global en liderazgo digital: la gran oportunidad del próximo gobierno de Chile

Lucrecia Corvalan – Directora de Políticas Públicas para América Latina de GSMA

El mundo entró en una nueva era digital. La Inteligencia Artificial dejó de ser promesa para convertirse en protagonista, la automatización está redefiniendo industrias y los datos se consolidan como la nueva moneda fuerte. En este contexto asumirá el gobierno que llegue al Palacio de La Moneda en marzo de 2026. Heredará una bien ganada y merecida posición de liderazgo digital en América Latina. También una oportunidad: la de dar un salto cualitativo para posicionarse en el tablero digital global.

Con 98% de cobertura poblacional 4G, más de 23 millones de accesos a Internet móvil y 6 millones de conexiones 5G, Chile se sitúa en el podio de conectividad dentro de la región. Estos logros no son casuales, sino resultado de políticas públicas consistentes y acertadas. Ejemplos son las licitaciones de espectro históricamente no recaudatorias, la gestión del Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones (FDT) financiado con recursos públicos y un acompañamiento regulatorio en gran medida estratégico. 

El reto del próximo gobierno será mantener y profundizar las políticas exitosas y actualizar aquellas que no generan resultados y, por ende, frenan la evolución digital. Esa revisión de políticas puede articularse sobre cuatro pilares de acción. 

El primero, y de mayor potencial impacto transformador, es una nueva visión regulatoria que reconozca los cambios del entorno digital y asegure condiciones equitativas entre todos los actores. 

Actualmente, cuatro grandes plataformas utilizan más de 60% de la capacidad de las redes móviles en Chile, incluida la generación de hasta 30% de tráfico no solicitado por el usuario final, como publicidad o videos precargados. Esto sucede porque esas plataformas no tienen incentivos, ni monetarios ni técnicos, para ser eficientes en el uso de esta infraestructura crítica. 

Repensar la relación asimétrica entre operadores y plataformas, y habilitar mecanismos para garantizar un uso más eficiente de las redes, puede poner a Chile y a su regulador, la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), a la vanguardia global en regulación digital. 

Otro eje de acción clave es la gestión del espectro, el oxígeno de la conectividad. Garantizar el acceso a espectro en el momento oportuno y a costos y condiciones razonables debe seguir siendo prioridad del nuevo gobierno. La cantidad de espectro disponible será uno de los factores críticos para materializar todas las promesas de 5G, en especial la transformación de los sectores productivos. 

Por eso, es esencial que la próxima administración formalice la destinación de la parte superior de la banda de 6 GHz —el último bloque de espectro en bandas medias disponible— para servicios móviles licenciados. Sin esta banda, es difícil alcanzar la demanda de espectro que el mercado necesitará.

Si el espectro es el oxígeno, la infraestructura física (antenas, sitios móviles, cableados, Centros de Datos) es la columna vertebral de la conectividad. Un tercer pilar de acción debería ser reformar la Ley de Antenas para eliminar las trabas administrativas que hoy demoran el despliegue y complejizan la expansión y mejora de los servicios.

Por último, pero definitivamente no menos importante, el próximo gobierno tendrá en sus manos las decisiones fundacionales sobre Inteligencia Artificial en Chile. Lograr el equilibrio entre el impulso a la innovación, el progreso ético y la sostenibilidad, a través de incentivos para la eficiencia energética, permitirá convertir la IA en motor de bienestar y competitividad. 

En 2024, el tráfico móvil por conexión en Chile alcanzó 23,5 GB, uno de los países con mayor uso en la región y en el mundo. En los próximos años, la demanda de datos seguirá aumentando, impulsada por tendencias de uso intensivo de datos como la Inteligencia Artificial y el consumo de video. 

Este horizonte demanda redes robustas y, por lo tanto, políticas que incentiven la inversión y faciliten el despliegue.

El 16 de noviembre, los chilenos elegirán el rumbo de su país. En lo que respecta al rumbo digital, la pregunta no es si Chile seguirá siendo un líder regional. Esa pregunta queda chica. La cuestión es si el próximo gobierno tendrá la visión para posicionar al país como protagonista del escenario digital global.