La COP30, que se realizará el 10 de noviembre en Belém (Pará), Brasil, marca un punto de inflexión en la agenda climática global: por primera vez, la transformación digital será tratada como un vector estructural para la implementación del Acuerdo de París, firmado por 195 países.
Bajo la coordinación conjunta de la presidencia brasileña de la conferencia y de las Naciones Unidas, el eje de innovación digital fue incorporado formalmente a los preparativos del evento y destacó en el ciclo de “Solutions Dialogues”, organizados por la ONU y la COP30 para articular propuestas concretas de cooperación tecnológica.
En septiembre de 2025, durante el UN Digital Cooperation Day, diplomáticos y especialistas lanzaron el Solutions Dialogue on Digital Public Infrastructure (DPI) for Climate, con la participación del embajador André Corrêa do Lago, presidente designado de la COP30, y de Amandeep Singh Gill, enviado especial de la ONU para Tecnologías Digitales.
Según el documento oficial, la propuesta es utilizar el modelo de DPI para integrar datos, monitorear emisiones y aumentar la transparencia sobre el uso de los recursos naturales. La interoperabilidad y el acceso abierto permitirían orientar políticas públicas e inversiones privadas en tiempo real, reduciendo la brecha entre información y acción climática.
Ejemplos ya existentes, como el Cadastro Ambiental Rural (CAR) en Brasil y la infraestructura digital india (Aadhaar y UPI), son citados por la ONU como evidencia de que es posible escalar soluciones digitales de interés público sin comprometer la soberanía nacional. La infraestructura digital se convierte así en un activo estratégico de la política climática.
Redes de fibra óptica, Centros de Datos y sistemas de computación distribuida se transforman en instrumentos de gobernanza ambiental, indispensables para viabilizar plataformas de rastreabilidad, certificación de créditos de carbono e Inteligencia Artificial aplicada a la mitigación de emisiones.
En la COP30, Brasil busca posicionarse como ejemplo práctico de esta convergencia: mientras defiende metas ambientales ambiciosas —como en la política de Data Centers (Redata), que exige un 100% de energía limpia en nuevos emprendimientos y plantea proponer en el evento la integración de los mercados internacionales de carbono—, también proyecta la Amazonía como referente de desarrollo sostenible.
Este es el primer gran evento realizado en la región Norte, históricamente con los índices de conectividad más bajos del país, pero que concentra grandes esfuerzos para cambiar este escenario mediante políticas públicas como Norte Conectado, que lleva fibra a la región a través de infovías que conectarán las Amazonías brasileña y colombiana, pasando por Perú.
Además, la propia COP30 está acelerando las inversiones en la región. Según la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) y el Ministerio de Comunicaciones, se han instalado más de 90 nuevos sitios en Belém y municipios cercanos, con tecnologías 4G y 5G, para garantizar cobertura total durante el evento, así como la apertura de uso secundario del espectro.
La Anatel y el BID también presentaron, en un evento previo a la COP30, el concepto de un Sello Climático ESG para el sector de telecomunicaciones. La idea es estimular a los operadores a adoptar metas de eficiencia energética y gestión de residuos electrónicos.
La COP30 se presenta, entonces, como un laboratorio de convergencia entre regulación climática y digital, lo que puede representar para el mercado un nuevo tipo de competitividad, no sólo en capacidad y precio, sino también en desempeño ambiental y contribución a las metas de carbono.