Colombia debe bajar precio del espectro para cumplir sus objetivos de política digital

La decisión de Colombia de asignar 1,200 MHz en la banda de 6 GHz fue sólo el puntapié de un debate plagado de argumentos del que participaron defensores de esta determinación y quienes solicitaron un enfoque balanceado.

A pesar de las diferencias esgrimidas, también hubo acuerdos: el país debe bajar el precio del espectro para cumplir sus objetivos en materia digital y contar con una hoja de ruta clara que favorezca la inversión de todos los actores del ecosistema.

“Desde Intel promovemos ambas tecnologías (WiFi y 5G) y las dos tienen sufrimientos en común: el costo del espectro es un driver importantísimo. Por mucho espectro que se le dé a WiFi, si no se encuentra soportado por redes de fibra y móviles se habrá resuelto el problema del espectro, pero el cuello de botella sólo se trasladará de punto”, dijo Carlos Rebellón, director de Asuntos Gubernamentales para las Americas, México y Canadá de la firma, en el marco de Colombia 5G, evento organizado por DPL Group.

Samuel Hoyos, de la Asociación de la Industria Móvil de Colombia (Asomóvil), agregó que “la decisión del gobierno es un punto de partida que debe aplicarse a las siguientes adjudicaciones. No puede ser que Colombia tenga un espectro tres veces por encima de la media regional. El precio debe ser razonable o gratuito, eso sería poner en marcha el criterio de maximización del bienestar social”.

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Nokia, a través de su Jefe de Asuntos Gubernamentales para América Latina, Celedonio Von Wuthenau, admitió que la posición de los fabricantes y operadores es distinta a la tomada por la autoridad e hizo énfasis que “el impacto de la decisión dependerá de las decisiones del gobierno a futuro”, más teniendo en cuenta que “5G es una revolución y WiFi no es sinónimo de Internet”, un argumento habitual de los detractores de un uso completo de la banda para uso no licenciado.

La quinta generación necesita espectro continuo. Lo que queda es la banda de 3.5 GHz para generar la masa crítica necesaria en bandas medias”, reforzó el ejecutivo. 

Al contrarrestar las ventajas de las distintas formas de adjudicar la banda de 6 GHz y otras bandas, Rebellón respondió que de WiFi se espera “un impacto de 40 mil milllones de dólares en 10 años a medida que crezca la adopción de WiFi 6E y WiFi 7”.

Del mismo lado se presentó Lester García, de Meta, quien consideró que la determinación de Colombia es acertada por varios motivos, entre ellos, “poder llevar a cabo proyectos e iniciativas de cobertura para reducir la brecha digital” y “acercar al país a nuevas tecnologías y servicios”, como la Realidad Virtual y Aumentada. “Es bueno tener una visión tecnológicamente agnóstica”, consideró.

Al encontrarse consenso en el tema del precio del espectro, Hoyos amplió: “hay que conectar a los colombianos y para eso es fundamental ajustar los precios y avanzar con las obligaciones de llegar a los no conectados”.

La situación no es sencilla, el dólar está en el orden de los 5 mil pesos colombianos y los precios bajaron, mientras la inflación crece. “Si queremos cerrar la brecha hay que revisar los criterios”, disparó el ejecutivo.

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Al momento de las conclusiones, Von Wuthenau pidió actualizar las políticas, considerando mejores prácticas y “entender que el espectro tiene que estar en función de las necesidades de los colombianos; cada peso que se le quita al operador es menor para invertir y más costo para el cliente”, consideró.

Lester García, por su parte, reiteró la importancia de moverse hacia un camino “no recaudatorio y con foco en la expansión de servicios”, utilizando las tecnologías necesarias en beneficio de la sociedad.

Así las cosas, la visión de las partes son claras y presentan diferencias, como qué tecnologías serán más útiles para cumplir desafíos, pero también puntos en común: el objetivo debe ser llegar a todos los colombianos –incluidas personas, gobierno e industrias– con servicios de calidad.

Ya hubo tiempo para mostrar las discrepancias, pero con la decisión tomada es momento de unir esfuerzos y coordinar con el gobierno acciones claras y basadas en buenas prácticas internacionales; sólo así Colombia podrá traducir las oportunidades en beneficios.