“Clip es la primera historia de inclusión financiera en México”: Adolfo Babatz

El primer día que vi a Adolfo Babatz fue hace un año: el 25 de mayo de 2022. Apareció en un escenario de la Ciudad de México rodeado de macropantallas LED. Sostenía y presentaba con orgullo un pequeño dispositivo, con un histrionismo y teatralidad similares a las de Steve Jobs cuando introdujo al mundo el iPhone por primera vez.

El fundador y CEO de Clip, Adolfo Babatz, en el evento reConectar. Ciudad de México. 25/05/2022. Foto: Raúl Parra

Hizo una demo sobre el escenario con su hija y al final se esfumó entre la música y las luces. No volvería a verlo sino hasta un año después, en el lanzamiento de B2B Xponencial, la aceleradora de startups de Nestlé y Endeavor, en el Papalote Museo del Niño, tras lo que finalmente pude entrevistarlo.

Tres emprendedores mexicanos: Marlene Garayzar, cofundadora y CGO de Stori; Ricardo Weder, cofundador y CEO de Jüsto y Adolfo Babatz, cofundador y CEO de Clip, en el lanzamiento de B2B Exponencial, la aceleradora de startups de Nestlé y Endeavor México. Papalote Museo del Niño, Ciudad de México. 15/02/2023 Fotografía: Raúl Parra

Esta correlación no es espuria: en 2008, mientras Adolfo trabajaba en PayPal en California, hackeó un iPhone y desarrolló un producto de aceptación de pagos con tarjeta en el dispositivo. Y cuatro años después, cuando ya había renunciado a la empresa para dedicarse por completo a su emprendimiento, el primer nombre que le puso a su proyecto fue iPay.

Además, la penetración masiva de su producto es incomprensible sin la revolución de los smartphones y la democratización de los teléfonos móviles que comenzó precisamente en 2008, la cual generó externalidades, economías de escala y efectos de red, en las que se apalancó para lanzar su startup, que consistía esencialmente en convertir cualquier celular en una terminal bancaria.

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iPay no fructificó. Sólo fue el nombre tentativo que Adolfo Babatz y su cofundador Vilash Poovala utilizaron en su primer pitch deck —la presentación que los emprendedores utilizan para conseguir financiamiento—, en diciembre de 2012, a través del que obtuvieron su primer cheque de 50 mil dólares.

Hoy, 11 años después, Clip ha levantado 453.7 millones de dólares y es la empresa Fintech más valiosa de México. En junio de 2021, tras levantar una ronda de 250 millones de dólares alcanzó una valuación 2 mil millones y se convirtió en unicornio. Fue la tercera startup mexicana en lograrlo: tras la plataforma de compraventa de autos usados Kavak y el exchange de criptomonedas Bitso.En el transcurso de esta década, Clip y Adolfo Babatz han sido pioneros en múltiples rubros: fueron los primeros en conseguir la inversión de un fondo de Silicon Valley y del fondo de Latinoamérica de Softbank en México, la primera inversión de American Express fuera de Estados Unidos y Clip fue, además, el primer unicornio de pagos digitales en México.

Por ello, la Directora General de Endeavor Catalyst, Jackie Carmel, considera que Adolfo Babatz es el primer emprendedor mexicano con una ‘verdadera mentalidad de Silicon Valley’, que ‘tenía los ojos puestos en algo grande’. 

Formación: ITAM y MIT

Adolfo Babatz suele decir que cursó la ‘carrera equivocada en el lugar correcto’. Estudió Negocios en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), una universidad privada de élite y alto rendimiento por donde también han pasado otros fundadores de unicornios en México, donde, según cuenta, ‘aprendió a pensar’.

El Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), alma mater y lugar donde Adolfo Babatz ‘aprendió a pensar’. Ciudad de México. Fotografía: Raúl Parra

Posteriormente tomó la decisión de irse a estudiar fuera y cursó el MBA en Emprendimiento y Economía de la Información en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Acorde con su especialidad, el libro que más lo influyó fue Information Rules, de Carl Shapiro y Hal R. Varian, que leyó en el segundo semestre de la maestría y le “abrió un mundo que no conocía”: cómo funciona la economía de la información.

Sincronías afortunadas

Babatz define la historia de Clip como una serie de suerte y muchos errores. En particular, las colas —como les llamamos en México a las filas— desempeñan un papel fundamental en su historia personal y la de su empresa: en una fila del aeropuerto de Puerto Vallarta conoció a su primer mentor, Luis Téllez, y en la del comedor de PayPal, a su cofundador, Vilash Poovala.

Téllez, quien fuera secretario de Energía durante el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-200) y posteriormente presidente de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) [2009-2014], lo entrevistó en la fila, durante el vuelo, y cuando arribaron a la Ciudad de México lo invitó a ir a buscarlo a su oficina e integrarse al equipo de Grupo Desc.

En 2002, recién salido de la Universidad y justo después del ataque de las Torres Gemelas, Babatz salió de trabajar en consultoría en la empresa Arthur Andersen y estaba buscando trabajo. Tenía ahí un par de ofertas pero ninguna lo convenció.

En ese entonces, trabajaba en un fondo de capital privado, pero no le apasionaba. Por su formación y su extracción social, Babatz considera que estaba destinado a trabajar en una consultora o en la banca de inversión, por lo que tenía esa disyuntiva, aunque al final se decantó por lo disruptivo y empezó a trabajar en una compañía tecnológica.

En 2007, en el verano entre su primer y segundo año en el MIT, hizo un internship en PayPal y en 2008 se unió de tiempo completo tras graduarse. Fue el tercer empleado de PayPal en América Latina y dirigió el equipo que inició las operaciones en México.

La gestación de Clip: identificación de un problema

“Tuve mucha suerte —me contó en entrevista exclusiva para DPL News— porque cuando estaba en PayPal pude probar un producto relativamente parecido que habíamos desarrollado internamente, en Cancún, México, y había visto la necesidad de primera mano de ese producto y de pagos en general”.

Babatz enfatiza que PayPal fue muy importante para su trayectoria, ya que lo introdujo en el ecosistema de pagos y de la tecnología, además de que ahí conoció a parte del equipo con el que inició Clip: “Me permitió ver realmente cuál era el famosísimo pain point [punto de dolor] que tienen todos los comercios para aceptar pagos en el mundo y particularmente México”.

Según el INEGI, hasta 2018, el 83 por ciento de las tienditas tradicionales mexicanas no aceptaba ninguna otra forma de pago además del efectivo.

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Babatz recalca que el 80 por ciento de los pagos en América Latina se hacen en efectivo; y los adquirientes tradicionales dominan avasalladoramente en la región con un 80 por ciento de participación de mercado, según el estudio Tendencias de pagos digitales en Latinoamérica 2023, de y Kushki y Payments & Commerce Market Intelligence (PCMI).

Babatz considera que “una startup no es otra cosa más que una máquina de resolver problemas” y ahí ya había identificado su problemática, lo cual, aunado a la retroalimentación del mercado al haber abierto PayPal en el país y haber tenido un producto relativamente parecido, le permitió lanzar Clip bajo una premisa: ¿Cómo hacer esto para México?

“Claramente, el Clip original resolvió un problema brutal, que era que millones de comercios no tenían acceso a aceptación de pagos digitales”, sentencia. 

Clip: una startup de segunda generación 

Clip es una startup de segunda generación en dos sentidos: fue fundada en 2012, 10 años después de que Sergio Rosengaus fundara KIO Networks, considerado como el pionero del emprendimiento tecnológico en México, y también pertenece a la segunda generación de las startups surgidas de PayPal —luego de la Mafia Original, conformada por Peter Thiel, cofundador de la empresa; Reid Hoffman, fundador de LinkedIn y Elon Musk, cofundador de Tesla y SpaceX, entre otros—, y la primera en Latinoamérica que emergió de la pionera en Fintech en Estados Unidos.

“La cantidad de startups que han salido de PayPal es desproporcional para el tamaño de empresa y eso es histórico. PayPal no es una compañía tan grande, o por lo menos cuando yo estaba no era una compañía tan grande”, contó Babatz en entrevista con DPL News.

Con el pitch deck de iPay, Adolfo Babatz obtuvo el primer cheque de 50 mil dólares para Clip en diciembre de 2012. En aquel entonces, tenía dos grandes desafíos por delante: prevenir el fraude y optimizar la experiencia de usuario (UX), tanto del comercio como del tarjetahabiente.

Por ello, en el primer rubro; Babatz decidió gastar un tercio del dinero en el desarrollo del producto, el Clip original: “el de plástico; es el precioso ese que es como un rombito acostado”, según como lo describe; y en cuanto al segundo, destaca que servicio al cliente fue un otro gran acierto.

A partir de ahí, Adolfo Babatz sólo logró un hito tras otro con Clip en México.

En la charla, recapituló que “el caminito [journey] ha sido el clásico”: primero, empezó con un concepto que quería probar, levantó algo de dinero —su primera ronda por 1.5 millones de dólares a inicios de 2013— e iteró y, por más paradójico que suene, Babatz sostiene que “los problemas realmente comienzan cuando empiezas a tener dinero”.

“Conforme empiezas a escalar —prosigue—, levantas otro poquito de dinero, esa fue la ronda que levantamos en 2015, la famosa ronda B —de 8 mdd—”. A finales de 2016, levantó 30 millones de General Atlantic —el monto máximo de VC obtenido hasta entonces por una startup mexicana—, “y ahí es donde ya es showtime, porque es el primer dinero que vas a empezar a utilizar para escalar y con ese dinero de la ronda C ya empiezas a escalar a un nivel mucho más alto, siempre y cuando tus Business economics estén bien”.

Business economics no es otra cosa más que si cada cliente que tú traes a tu compañía, o sea, a tus servicios o tus productos, le puedes ganar más dinero de lo que te costó adquirirlo”, explica Babatz.

“Para ese entonces ya éramos el quinto adquiriente más grande de México por número de comercios, desde la ronda C, pero a veces hasta la D, que para Clip ocurrió entre 2017 y 2018, empiezas ya a generar distintos productos y servicios”.

La razón de ser de Clip: justicia e inclusión financiera

Por su estrato social y la educación a la que tuvo acceso, Adolfo Babatz reconoce: “Soy una persona sumamente privilegiada en mi vida a nivel económico. Yo empecé a 10 metros de la meta: si la vida es una carrera de 100 metros, como en las Olimpiadas, yo empecé en el metro 90”.

Explica que cada emprendedor tiene sus propios motivos para emprender: “Yo tengo varias, pero una de esas motivaciones es un tema de justicia”, para emparejar la cancha y que las pequeñas tiendas puedan competir con las grandes franquicias nacionales o multinacionales: “Viene de un profundo lugar de empatía con el comercio y a partir de ahí se crean todos los productos y servicios que hacemos”, detalla.

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Asegura que el principal problema del país es que el ecosistema está cerrado: “México es un sistema completamente cerrado, donde todo está controlado por un grupo y ese es el problema: no hay los incentivos económicos para que se invierta el dinero en innovación y para que realmente se lleven los servicios a todo el mundo”.

El problema es la estructura accionaria —denuncia—, una entidad es dueña de la cancha, del balón y de las reglas y se tiene que repartir”, complementa, e identifica como mayores principales problemas la violencia, que hay muy poca competencia y rendición de cuentas y no existen las condiciones de igualdad, los cuales repercuten en el sector de servicios financieros.

“El sistema de pagos en México tiene un atraso más o menos de 20 años versus el sistema de pagos de Brasil; si volteamos a ver a Brasil, hay 20 Clips, empresas gigantescas que cotizan en bolsa”, afirma.

Luego de que en medios como Bloomberg Línea circulara información de que Clip podría salir a bolsa en 2023, le pregunto a Adolfo si tiene planeado un IPO para este año: “Nosotros no tenemos planeado un evento próximamente. No tenemos necesidades de capital. Ahorita los mercados han estado muy complicados. Tenemos suficiente capital. Tenemos muy buenos accionistas y podemos seguir creciendo. Estamos realmente enfocados en que la compañía siga creciendo y ofreciendo más productos y más servicios”, descarta Babatz cualquier posibilidad.

Clip no es una empresa pública y, por ende, no está obligada a revelar sus cifras: “Históricamente no comentamos, no publicamos nuestros números”, se reserva Babatz su derecho a jugar ‘con las cartas pegadas al pecho’ —como dijera Santiago Saviñón. Lo único que suelta es que se cuentan por ‘cientos de miles’ y Clip es ‘por mucho, el adquirente en número de comercios más grande del país”.

“Lo importante aquí es que, más o menos, 80 por ciento de estos comercios hasta antes de Clip sólo aceptaban efectivo. Eso es bien importante: Clip es la primera gran historia de inclusión financiera que tenemos en México, donde realmente un sector que antes estaba completamente excluido del sistema de pagos, del sistema financiero, se ha incorporado a la economía nacional”, sentencia.

“En el momento que la gente empieza a tener acceso a pagos, a créditos, su vida realmente mejora de una forma sustancial —explica—: el mejor ejemplo es India. En los últimos 10 años se ha transformado desde el punto de vista de pagos y mucha de esa movilidad social que ha tenido los últimos años viene justamente de una competencia pareja en el sistema de pagos”.

Babatz cuenta que otra tendencia que ha identificado últimamente es que el ticket promedio ha bajado, lo que significa que “el producto Clip se usa cada vez para comercios del día con día”, cuando antes, según rememora el CEO, se usaba más en los bazares, para comprar cosas caras, “y a partir de ahí el producto fue penetrando: hoy lo encuentras en las cafeterías, en la esquina, en las tienditas, en muchos lugares y eso es lo que queremos, que los métodos de pago digitales se vuelvan una cosa del día con día”.

“Sube muchísimo el número de transacciones y el ticket baja. Eso te indica que el producto Clip se está convirtiendo en una cosa de uso diario de los comercios en México, concluye.

Lo más difícil al emprender

Adolfo Babatz define la historia de Clip como una serie de mucha suerte y muchos errores. Más que levantar capital y generar tracción con el producto, “lo más difícil, por mucho, es todo lo que tiene que ver con la gente: el trabajo más difícil que tenemos como emprendedores es justamente la atracción, la retención y el crecimiento del talento”, confiesa.

Enseguida cuenta que es lo que le ha costado más trabajo porque nunca había sido manager; siempre había sido un contribuidor individual; “Pasé de ser un Product Manager a alguien que tenía gente a su cargo. La transición fue dura para mí. Yo no estaba preparado y he sido muy público: cometí un montón de errores en el tema de la gente: errores de contratación, de retención y de crecimiento”.

Eso llevó a que 2015 fuera un ‘año brutal’ para Clip, en el que salió 98 por ciento de la plantilla, por lo que prácticamente renovó toda la empresa e incluso tuvo que emitir notas convertibles.

Reestructuración con Endeavor

En 2014, Adolfo Babatz fue el primer emprendedor y Clip la primera startup tecnológica seleccionados por Endeavor México, la operación local de la organización global de emprendedores fundada en 1997 en Argentina que hoy está presente en 42 países del mundo.

Tras esa hecatombe y apoyado por Endeavor, Babatz tomó una serie de decisiones para reenfocar Clip a partir de su misión y visión y hacer cambios estructurales que, asegura, funcionaron muy bien.

“El negocio empezó a crecer de forma muy acelerada en la segunda mitad de 2015 y 2016, y ahí ya empezamos con rondas de financiamiento mucho más grandes y la compañía empezó a tener muchísima más tracción”, cuenta.

Desde ese momento se vio orillado a implementar más sistemas en aras de avanzar en la institucionalización de la empresa sin perder el foco en la innovación. Asegura que esa segunda parte de Clip fue mucho mejor, ya que ahora contaba con más recursos monetarios, lo que le permitió contratar gente de forma mucho más simple y conformar un equipo que lleva trabajando junto desde 2017 y se conoce muy bien.

“A lo largo de los años obviamente hemos tenido que ir haciendo ajustes de estrategia y de gente. Tenemos que ir ajustando dependiendo las prioridades y del foco de la compañía”, cuenta Babatz. En 2022 y 2023, Clip realizó diversos recortes y ahora cuenta con más de 800 colaboradores o clippers —frente a los más de mil que tenía en marzo de 2022—, de los que alrededor del 40 por ciento son mujeres.

Respecto al impacto de la pandemia de Covid-19 en sus operaciones, Babatz cuenta que, como las transacciones de Clip son presenciales, los primeros tres meses (marzo, abril y mayo) sí decayó el número: “En el momento del cierre de la economía, nosotros íbamos viendo casi en tiempo real cómo la economía mexicana se iba apagando”, dice el fundador, quien recuerda haber tenido ‘pesadillas’ ese trimestre.

No obstante, advierte que “el volumen regresó de forma rápida, porque la economía en México se reabrió de forma relativamente rápida y la gente tenía que seguir haciendo transacciones, utilizando sistemas de pagos digitales y la verdad es que se recuperó bastante rápido”, prosigue.

La Covid-19 tuvo un efecto colateral: la digitalización de los pagos, algo que fue promovido por el gobierno y los comercios. “Nos dimos cuenta de que hubo una una mayor sustitución del efectivo”, dice Babatz.

En América Latina, durante 2020 las transacciones en efectivo se redujeron 12 por ciento y en México 11 por ciento, según el estudio Los pagos, el comercio y la vida después de la cuarentena de Covid-19, elaborado por Americas Market Intelligence (AMI) por encargo de Mastercard.

En una entrevista previa, Myriam Cosío le dijo a DPL News que Clip contribuyó a que las pequeñas y medianas empresas (pymes) mexicanas se adaptaran a la nueva realidad de la pandemia a través de la implementación de pagos a distancia.

Babatz cuenta que esos tres meses bajaron el ritmo de crecimiento en 2020 a 70 por ciento; en 2021 regresaron a sus ‘tasas habituales’ de entre 90 y 100 por ciento y en 2022 estuvieron en esos rangos.

Ley Fintech: una ‘ley a modo para la banca’

“Desde el punto de vista regulatorio, deberíamos de dar muchos más incentivos para que tuviéramos muchas más historias como esta, que hoy desafortunadamente no tenemos. Entonces ese es el punto: cómo hacemos como país para que haya, no un Clip, para que haya 25 Clips.

“Tenemos una deuda pendiente del punto de vista regulatorio y de la industria con el país, con los consumidores y con los comercios para realmente hacer que esto se masifique, que todo mundo tenga acceso a estos servicios”, agrega.

En 2016, a través de Fintech México y la Asociación de Agregadores de Medios de Pago (ASAMEP), Adolfo Babatz participó en el proceso de elaboración de la Ley Fintech en México, que, con su publicación en 2018 fue pionera en América Latina.

Infografía | Leyes Fintech en América Latina

“La Ley Fintech empezó como una magnífica iniciativa —explica— la ley original que estaba planteada en un inicio era mucho más abierta y liberal; realmente hubiera detonado la innovación”.

Hoy lo que tenemos es una mini ley bancaria, que no sirve de mucho, excepto lo que se aprobó en la administración anterior: es una ley a modo para la banca que no va a permitir que se generen las grandes compañías que se han generado en otros países”, espeta.

“Fue diseñada y cabildeada para no permitir que los más chiquitos crecieran y esta es la realidad hoy en día y ahí está: no hemos tenido una compañía que logre explotar de forma importante bajo los pisos de la Ley Fintech”, por lo que hoy, a cinco años, “necesita ser revisada”, asegura. 

Compromiso social: diversidad e inclusión

“Yo siento que tengo con la sociedad y con México, [la responsabilidad] de regresar algo de lo muchísimo de lo que he tenido en mi vida personal, profesional y académica”, declara Babatz, y enseguida explica que este compromiso viene por dos vertientes: una personal y otra de negocio.

En cuanto al lado personal, Babatz cuenta: “Desafortunadamente, así es el mundo; no todos nacen con las mismas oportunidades: unos tenemos la suerte de nacer a 10 metros de la meta y otros nacen en condiciones que los ponen en negativo”.

“Esto es especialmente complicado para algunos segmentos, varía por país y por región: en el caso de México, por ejemplo, a las mujeres no se les ha considerado para la fuerza laboral, ni a la gente de piel oscura; también tenemos un problema ahí”, ahonda.

A nivel personal, Babatz cuenta que, para contrarrestar estas desigualdades estructurales, en su ámbito de influencia promueve que todo el mundo tenga las mismas oportunidades, de tener una entrevista o un ascenso.

Respecto a la segunda vertiente, cuenta que, como lo constató cuando trabajó en Paypal en San Francisco, es buen negocio, por lo que en Clip buscan traer gente de todo el mundo, de donde encuentren el talento —pese a que su único mercado es México, Clip tiene oficinas en tres países: Ciudad de México y Guadalajara, en su país de origen; Buenos Aires, en Argentina y Salt Lake City, en Estados Unidos—, “porque ojo, la diversidad es es mucho más difícil de manejar, pero yo creo que de ella salen mucho mejores ideas y se hacen compañías mucho más sólidas que eventualmente generan más retornos para los accionistas”.

El efecto multiplicador de un emprendimiento de alto impacto

“Lo más importante como los emprendedores podemos regresar al ecosistema es haciendo que las empresas en las cuales estamos sean exitosas, porque eso sirve de ejemplo”, sentencia Babatz. “El éxito de las compañías tiene un efecto multiplicador brutal en las personas”.

Adolfo Babatz es un emprendedor y mentor Endeavor; el primero tecnológico en México, luego de que Vincent Speranza, su director en México, creara una pista tecnológica ‘Tech Track’ en la filial local de la organización de apoyo a los emprendedores tras una junta con la fundadora y CEO global, Linda Rottenberg, en 2012 en Nueva York.

Babatz agrega que eso no sólo inspira a los próximos emprendedores, sino también a los inversionistas, quienes al ver que los proyectos que fondearon tuvieron tracción, tienen la confianza de apoyar otros proyectos del mismo país: en junio de 2021, Clip se volvió unicornio tras una ronda de 250 mdd liderada por SoftBank y un año después, en mayo de 2022, el mismo fondo lideró la ronda C por 150 mdd de Nowports, con lo que se convirtió en el primer unicornio logitech y regio en México.

Lo que más le ayuda a un emprendedor es un buen consejo. Un buen consejo a tiempo te hace la vida o te hace la diferencia entre que la compañía sobreviva y se vuelva una cosa gigantesca o que la compañía se muera.

En Endeavor la verdad es que son muy buenos, porque te hacen muy fácil regresar a la sociedad y a México, algo de lo muchísimo que yo he tenido en mi vida personal, profesional y académica”, concluye. La red de influencia de Adolfo Babatz en Endeavor, como parte del efecto multiplicador de Clip, incluye 27 compañías mentoreadas y cuatro escisiones de sus antiguos empleados, por lo que ha impactado directamente a por lo menos 30 startups en su país de origen.

El efecto multiplicador de Adolfo Babatz y Clip como emprendedor de alto impacto. Gráfico: Endeavor