Clientes ingresan al sistema financiero con Banco Azteca; usan créditos para mejorar economía doméstica

Fotos: DPL News

Puebla de Zaragoza. En octubre de 2025, Banco Azteca cumplió 23 años. La iniciativa bancaria del Grupo Salinas, y que nació como adyacente a su cadena Elektra, pensada para financiar la compra de electrodomésticos a los clientes de la tienda, hoy ya ha trascendido esa misión primigenia.

De acuerdo con el presidente de su Consejo de Administración, Alejandro Valenzuela, ha bancarizado a más de 30 millones de mexicanos. De ellos, el banco reporta un histórico acumulado de 17 millones de clientes de crédito, para el que 80% ha sido su primer acercamiento con el sistema bancario y su primer crédito.

Banco Azteca fue el pionero en implementar el uso de la huella digital para identificar a sus clientes y autorizar sus operaciones. También es el banco privado con mayor capilaridad en todo el territorio nacional: posee 2,014 sucursales, según el Panorama Anual de Inclusión Financiera 2024, de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

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Marco Antonio Hernández es un ingeniero químico y maestro de esa materia en una escuela de Atoyatempan, Puebla. Es docente de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y recibe su nómina en un banco español. Pero esa aparente identidad no debe conducir a una percepción estática. 

Marco Antonio es, más bien, dinámico, polifacético y una muestra del ingenio y la resiliencia mexicanos. Por las tardes, tras concluir su turno matutino en la escuela, vuelve a su casa y a las 4:00 p.m. comienza su turno como repartidor. “Yo trabajo en Rappi”, relata.

Se fija la meta de ganar 700 pesos y cuenta que, en ocasiones, los hace en 4 horas, hasta las 8 ó 9 de la noche, aunque hay días en que sí tiene que quedarse hasta las 10 ó 10:30 p.m. Los fines de semana le va mejor: ha llegado a obtener hasta $2,500 en un sábado y los domingos sólo reparte de 9 a 4. Esos ingresos adicionales los utiliza para solventar los gastos del hogar, ya que su nómina “casi completamente está pagando sus préstamos”.

Tras vivir durante un tiempo con su suegra luego de casarse, Marco tuvo la oportunidad de comprar un terreno y hacer su propia casa. Fue ahí, hace alrededor de 2 años y medio, cuando se acercó a Elektra y empezó a comprar electrodomésticos para su nueva casa con el crédito de Banco Azteca. Primero sacó una estufa, luego un refrigerador y, finalmente, un horno de microondas.

De vocación renacentista, Marco es todólogo: además de las clases de química y las entregas de Rappi, le hace a la contabilidad, a la mecánica, a la electricidad y a la plomería. “De todo un poco. Yo metí la plomería en mi casa con mi suegro”, cuenta.

A propósito de las redes familiares, menciona: “Yo dejé de cargar efectivo, me asaltaron cuando iba a nacer mi hijo. Llevaba el dinero para la clínica. Aún no tenía el coche en ese momento, iba en el camión; se subieron a saltar, me quitaron todo. Desde ese momento dejé de cargar cartera, no traigo, mis tarjetas tampoco”. Y recordó que pudo sobreponerse a ese imprevisto gracias al apoyo de su cuñado, quien solventó los gastos y le dijo que podía pagar conforme se fuera recuperando. Hoy Marco ya tiene dos hijos: una niña y el varón.

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José María, gerente de Elektra Angelópolis, destaca que, en la actualidad, entre 70 y 80% de los préstamos personales de la sucursal ya se otorgan por la vía digital. Detalla que estos toman sólo 15 minutos para quienes tienen buen historial crediticio y de 2 a 3 días, para quienes tienen uno mal, tras una visita programada.

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El escritorio de atención de Banco Azteca con los dispositivos de identificación biométrica en la sucursal de Elektra Angelópolis. Foto: DPL News.

El gerente, que previo a asumir las riendas de la sucursal estuvo en el área bancaria, informa que los tres productos financieros más solicitados son: remesas físicas, remesas digitales y Guardadito, la cuenta de ahorro del banco. También cuenta que los créditos otorgados por la vía digital han crecido de 2 a 3 veces en los últimos 3 años. Los asesores han promovido la digitalización de clientes, aunque todavía enfrentan resistencia, principalmente por parte de personas de las comunidades alejadas y la tercera edad.

A nivel general, comenta que las motocicletas (Itálika) representan del 60 al 70% de las ventas de la sucursal y, respecto a los teléfonos móviles, predominan 2 marcas: OPPO y Vivo, con un precio promedio de 5,000 pesos y de los que cuentan con decenas en stock.

Digitalización y gestión financiera

En los últimos años, Banco Azteca ha emprendido una fuerte estrategia de digitalización: en 2014 lanzó su app móvil y, más de una década después, registró 26.5 millones de cuentas digitales al cierre del primer semestre de 2025. Asimismo, reporta que, más de la mitad de las transacciones, el 60%, ya se realizan a través de la app.

Marco Antonio identifica como ventajas usar instituciones financieras digitales, como Nu o Now, que todos los movimientos pueden hacerse “en línea, nada más descargar la aplicación”, sin la necesidad de desplazarse físicamente a una sucursal, que en su caso le queda a 10 minutos en carro, en un proceso más tardado al que califica de engorroso, además de inseguro, como lo ilustra el episodio del camión.   

Ahora, incluso, hace las aportaciones a capital de sus créditos en la app de Banco Azteca luego de que “aprendió a la mala”. Dice que de pronto tenía más dinero y fue preguntando, y una persona directa de la tienda le dijo que podía hacerlo, ya sea en sucursal o desde la app: “Nada más avisa que es a capital”.

Marco maneja sus finanzas personales con destreza: empezó su historial crediticio con Santander, la app que más usa es la de BBVA y utiliza todas sus tarjetas, incluidas las de los neobancos (Nu y Now), con las cuales, cuenta, le ha ido bien. Con Banco Azteca, descubrió el compromiso de pago, cuando hace un año y medio, por problemas administrativos, le retuvieron la nómina durante una quincena, y el cual le permitió detener los intereses.

Sin embargo, su historia con el banco no termina ahí. “Ahorita apenas me hicieron falta llantas para el coche [el mismo que usa como herramienta de trabajo, para hacer los repartos]; pues también ya aproveché para sacarlas”, concluye.