El Consejo Directivo de la Superintendencia de Competencia de El Salvador (CDSC) emitió una resolución en donde condicionó la compra de la filial salvadoreña de Telefónica por parte de Claro.
El organismo determinó que la adquisición “produciría limitaciones a la competencia en los mercados de telefonía móvil, fija y servicios de conectividad empresarial”. Por eso, fijó condiciones para remediar los daños, que comprenden medidas de ejecución previa al cierre de la transacción (ex ante) y una serie de obligaciones posteriores (ex post), con el fin de contrarrestar las limitaciones.
Entre las medidas se encuentra que Claro debe renunciar “de manera pura, simple e irrevocable” ante la Siget al derecho de explotación de 25 MHz de espectro radioeléctrico con cobertura nacional en la banda de 850 MHz y de 30 MHz de espectro radioeléctrico con cobertura nacional en la banda de 1900 MHz.
Para ello, deberá presentar un “Proyecto de renuncia de espectro radioeléctrico” para evaluación y aprobación del CDSC y Siget y aceptar la obligación de no participar en el proceso de adjudicación de las bandas devueltas.
Entre las condiciones ex post, Claro deberá mantener durante siete años, contados a partir del día siguiente de la fecha de realización de la operación, todas las estrategias de comercialización desarrolladas por Movistar y por Claro. Esto igual no limita la posibilidad de que el operador pueda mejorar los precios, características y condiciones a favor de sus usuarios.
También deberá suspender en todos los contratos vigentes a la fecha de adquisición cualquier tipo de cláusula que penalice la terminación anticipada de tales contratos; y tendrá que publicar información suficiente acerca de la operación que se realiza, y particularmente, toda aquella información necesaria para que los clientes que deseen dar por terminados sus contratos puedan hacerlo.
Por último, si durante los próximos siete años llegara a ingresar al mercado un nuevo competidor, Claro estará obligada a prestar servicios de roaming nacional al nuevo entrante por tres años.
Según detalló el CDSC, si Claro cumple con las condiciones podrá ejecutar la compra, de lo contrario, se denegará la operación. “América Móvil se encuentra analizando la resolución. Más adelante informará respecto de las acciones que, en su caso, se tomen en relación con dicha resolución”, explicó la compañía en una nota al público inversionista.
A través de su decisión, el CDSC busca restaurar las presiones competitivas perdidas como resultado de la concentración, proteger el bienestar de los consumidores y que los niveles de rivalidad en el mercado no se vean reducidos con la salida de Movistar.
Asimismo, el CDSC instruyó al regulador salvadoreño a subastar el espectro que dejará Telefónica, y si el concurso resulta inviable, se asigne las frecuencias al participante con menor cantidad de espectro.
El año pasado, Claro había solicitado hasta tres veces al organismo de competencia que aprobara la adquisición. La venta de sus filiales en Centroamérica es parte de los planes de Telefónica para desprenderse de su negocio en mercados que no considera estratégicos, a fin de mejorar la monetización de la empresa. También acordó con América Móvil la venta de Movistar Guatemala, mientras que sus subsidiarias en Panamá y Nicaragua las vendió a Millicom, y la de Costa Rica a Liberty Latin America.