Casi dos tercios de la población rural latinoamericana no tiene una conectividad significativa

Alrededor de 63 por ciento de la población rural en América Latina y el Caribe, equivalente a 77 millones de personas, no tiene acceso a una conectividad significativa, alerta un nuevo estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y Microsoft.

La conectividad significativa es un parámetro conceptual que toma en cuenta el uso regular de Internet, la disposición de un dispositivo apropiado, datos suficientes para conectarse a la red y la velocidad adecuada de conexión. Si existen esos elementos en un entorno, significa que una persona puede beneficiarse realmente de la conectividad.

El informe señala que en la región aún persiste la brecha entre zonas urbanas y rurales, pues en las ciudades el 71 por ciento de la población sí cuenta con una conectividad significativa, mientras que en el ámbito rural el porcentaje sólo llega a casi 37 puntos porcentuales.

De acuerdo con el estudio, los países de la región se ubican en tres diferentes categorías: en primer lugar, el clúster de baja conectividad significativa rural lo integran Jamaica, El Salvador, Belice, Bolivia, Perú, Honduras, Venezuela, Guatemala, Nicaragua y Guyana, donde entre 71 y 89 por ciento de los habitantes rurales no disfruta de servicios de calidad.

En el clúster de nivel medio se encuentran México, Trinidad y Tobago, Argentina, Uruguay, República Dominicana, Ecuador y Paraguay. En estas naciones, entre el 64 y 71 por ciento de la población rural no tiene acceso a una conectividad con estándares mínimos de calidad.

Por último, el clúster de un nivel alto es el que presenta menos rezago. En Brasil, Chile, Costa Rica, Panamá, Colombia, Bahamas y Barbados, entre el 53 y 62 por ciento de las comunidades rurales no cuenta con servicios suficientes para disfrutar de una conectividad significativa.

Si las comunidades rurales no tienen servicios de calidad para conectarse, se están perdiendo oportunidades de desarrollo para su vida productiva, social y económica, pues el cambio tecnológico tiene el potencial de influir de manera positiva en la transparencia, la inclusión de las mujeres y jóvenes en los procesos productivos, disminuir la pobreza y la emigración, entre otros factores.

Corregir las brechas de conectividad en el futuro inmediato es un gran desafío, especialmente frente a la pandemia de Covid-19, porque el acceso a Internet y otros servicios permite a la población afrontar la crisis sanitaria y económica; continuar con sus actividades a pesar del confinamiento social; acceder a servicios de salud, educación, y ejercer derechos, explica el reporte.

El BID, Microsoft e IICA destacan en el informe que resolver el problema de la conectividad en América Latina y el Caribe requiere aumentar la cobertura de servicios de telecomunicaciones; promover la implementación de infraestructura, como redes troncales; mejorar la asequibilidad de Internet; desarrollar más contenido local relevante, e incentivar la alfabetización digital y la creación de competencias digitales en las zonas rurales.

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