No es novedad que esta es la década de preparación para la llegada de la tecnología 6G, prevista para 2030, pero Sandro Mendonça, profesor del Departamento de Economía, ISCTE del Business School en Lisboa, Portugal y columnista de DPL News, lleva esta perspectiva a horizontes más cercanos, donde Estados, empresas y académicos ya se están moviendo con la mirada puesta en la próxima generación de tecnología móvil.
Para el experto, estudios e investigaciones en todo el mundo están ganando robustez, siendo la próxima Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones (CMR), en 2027, una ventana para que se tomen grandes decisiones tecnológicas en este sentido. Un gran consorcio liderado por Nokia y Ericsson en la UE (Unión Europea) ya va a su segunda fase, en la cual, en tres años más, busca identificar caminos para viabilizar el 6G, reveló.
Uno de los puntos que identificó es una colaboración intensiva entre naciones notoriamente líderes en desarrollo tecnológico con países emergentes, cada uno contribuyendo de alguna manera al desarrollo del 6G. Países como Pakistán, por ejemplo, están cada vez más interesados en ganar relevancia tecnológica.
“Aunque estos países no tengan industrias, la fabricación de tecnologías, están activos en esta fase de la cadena de valor. Creo que esta es una tendencia nueva, que ya venía del 5G, pero hay un nuevo pluralismo en estas nuevas tecnologías disruptivas”, dijo Mendonça.
En el contexto latinoamericano, Brasil surge como un protagonista. La colaboración del país en el desarrollo de investigaciones de nuevas tecnologías móviles, especialmente con Portugal, se extiende a potencias globales como Estados Unidos, Finlandia, Reino Unido, Suecia y China.

“Vemos que Brasil ya tiene relevancia internacional y establece conexiones tecnológicas con otros países de los BRICS, como India, u otros países del sur global, como Pakistán. Esta es una gran fuerza que Brasil puede exhibir, que es tener una nueva centralidad entre estas nuevas potencias emergentes, que ya están disputando la frontera tecnológica también”, enfatizó el profesor.
Pasado, una ventana al futuro
Las lecciones de un pasado no tan lejano enseñan cómo lidiar con el futuro. Para Mendonça, en la transición del 5G al 6G, la continuidad de competencias es evidente, siendo esenciales para el desarrollo de la tecnología de sexta generación.
Los organismos reguladores, como CIADI y la Anatel, por ejemplo, demuestran basarse en la experiencia adquirida con el proceso de implementación del 5G, al explorar métodos de fijación de precios para futuras subastas.
El experto explicó además que en el horizonte del 6G, se destacan aplicaciones ya probadas en 5G, como la robotización, drones y sensores autónomos, mientras que la integración satelital-terrestre y el llamado “Nuevo Espacio” emergen como elementos cruciales. “Los artículos sobre el 6G reflejan preocupaciones centrales, mostrando que la tecnología desde el principio se piensa con énfasis en la integridad de las redes y la ciberseguridad.”
En sus reflexiones, Mendonça destacó la complejidad de la transición del 5G al 6G, resaltando la continuidad de competencias y soluciones entre las generaciones. Enfatiza la importancia de una regulación dinámica, capaz de incorporar aprendizajes anteriores y evolucionar en sintonía con las demandas emergentes.