Este viernes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó una orden ejecutiva que incluye 72 iniciativas para promover la competencia en la economía. En el ámbito digital, el mandatario apuesta por darle un giro a los mercados para favorecer a los consumidores y acabar con las prácticas anticompetitivas de las empresas.
Biden animó a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) a que restaure las reglas de la neutralidad de la red, que fueron instauradas en el gobierno demócrata de Barack Obama y se derogaron en la era republicana de Donald Trump.
La neutralidad de la red es un principio que se refiere a la no discriminación del tráfico de datos en Internet, es decir, que los proveedores de servicios de Internet (ISP) deben tratar el tráfico legal de igual manera sin importar la fuente.
Durante la administración de Trump, la eliminación de las reglas fue una manzana de la discordia con algunos de los estados que interpusieron una demanda; además, enfrentó a las industrias, pues las empresas de Internet se opusieron argumentando que se daba el poder a los ISP de limitar el acceso a contenidos en línea.
Se avecinaba la posibilidad de reponer la normativa de neutralidad de la red con la llegada de otro demócrata a la Casa Blanca, pues también el liderazgo de la FCC lo tiene, indirectamente, ese partido. Jessica Rosenworcel es la presidenta interina por ahora, quien podría ser ratificada o Biden designaría a otra persona.
Duro contra las Big Tech
Otro de los puntos de la orden señala que “las empresas tecnológicas dominantes (Big Tech) están socavando la competencia y reduciendo la innovación”. Según el gobierno, durante la última década estas compañías han adquirido cientos de empresas más pequeñas sin que con frecuencia los acuerdos se examinen a profundidad, lo cual representa “una posible amenaza competitiva”.
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Por esa razón, la orden incluye una política para fomentar mayor escrutinio de las fusiones, especialmente por parte de las grandes plataformas de Internet. Biden pidió a la Comisión Federal de Comercio (FTC) que establezca reglas sobre la vigilancia y acumulación de datos, pues las Big Tech podrían aprovechar su capacidad de manejo de información confidencial para tener ventaja en el desarrollo de productos frente a empresas pequeñas.

Asimismo, alienta a la FTC a prohibir los métodos de competencia desleal en los mercados de Internet: como que los fabricantes de teléfonos móviles y otros bloqueen los talleres de reparación independientes; o que las empresas impongan restricciones a las restauraciones propias y de terceros, porque encarece el proceso, y pide que emita reglas contra estas prácticas anticompetitivas.
En este ámbito, las acciones que promueve Biden dan continuidad a la confrontación que se ha dado entre la Casa Blanca y las compañías tecnológicas, aunque sin seguir el discurso agitado de su antecesor. En los últimos años, se ha cuestionado el gran poder que tienen las Big Tech como Facebook, Google, Apple, Netflix y Amazon.
Reglas para la banda ancha
La orden ejecutiva también advierte que “falta competencia entre los proveedores de banda ancha”, ya que en algunas zonas de Estados Unidos sólo hay una o dos opciones para los consumidores, “lo que genera precios hasta cinco veces más altos” y afecta a la población más marginada y de menores ingresos.
Joe Biden animó a la FCC a evitar que los ISP hagan tratos con los propietarios de edificios o conjuntos que limiten las opciones de los inquilinos; a que se reviva la etiqueta de banda ancha que informaba con claridad los precios y tarifas del servicio; y a que promueva la eliminación de cargos por terminación anticipada de contratos.
Estados Unidos es uno de los países con mayor penetración de banda ancha del mundo, pero aún debe resolver la brecha digital en las áreas rurales y tribales, donde la administración de Biden evalúa que no hay suficientes ofertas para los usuarios.