Las grandes empresas tecnológicas como Apple y Meta han optado por retrasar los lanzamientos de productos innovadores impulsados por Inteligencia Artificial (IA) en la Unión Europea debido a la estricta ola regulatoria que está avanzando en la región.
Las recientes regulaciones adoptadas por el bloque europeo, como el Reglamento de Protección de Datos (RGPD), la Ley de Servicios Digitales (DSA), la Ley de Mercados Digitales (DMA) e incluso la nueva Ley de Inteligencia Artificial, han provocado gran incomodidad entre los gigantes tecnológicos. Estas empresas se ven limitadas en aprovechar su acceso a una vasta base de datos de usuarios para entrenar sus modelos de IA.
Aunque estas regulaciones buscan proteger la competencia y la privacidad, al mismo tiempo que controlan el poder de estas grandes empresas, existe la preocupación de que este enfoque podría obstaculizar el acceso de usuarios y empresas a tecnologías de vanguardia, resultando más perjudicial que beneficioso.
Apple fue el primero en retener el lanzamiento de sus nuevas herramientas con IA en la Unión Europea (UE), citando la “incertidumbre regulatoria” en torno a la DMA. Apple mencionó su preocupación por cumplir con los requisitos de interoperabilidad que exige la DMA, argumentando que podrían comprometer la privacidad y seguridad de sus usuarios.
La DMA tiene como objetivo controlar el poder de mercado de las grandes plataformas digitales para que compitan de manera más equitativa con las empresas emergentes locales. Entre sus requisitos, la DMA exige que las empresas designadas como guardianes digitales sean más transparentes, compartan datos con servicios rivales y respeten la privacidad del usuario.
Apple ha sido uno de los principales críticos de la DMA y se ha enfrascado en una batalla regulatoria en Europa para defender el ecosistema cerrado que ha construido alrededor de su plataforma. La comisionada de Competencia de la UE, Margrethe Vestager, criticó la decisión de Apple, afirmando que muestra un comportamiento anticompetitivo.
Meta también ha tenido que modificar su estrategia de Inteligencia Artificial para cumplir con las reglas de la UE. La empresa decidió retrasar el lanzamiento de su chatbot de Inteligencia Artificial, Meta AI, después de que la Comisión de Protección de Datos de Irlanda (DPC) le solicitara pausar el entrenamiento de su modelo de lenguaje grande (LLM) utilizando publicaciones públicas de los usuarios de Facebook e Instagram.
Históricamente, las empresas tecnológicas se habían beneficiado de una regulación tardía que les permitía lanzar productos y experimentar con nuevas tecnologías sin evaluar su impacto antes de enfrentar posibles sanciones. Sin embargo, la postura proactiva de los reguladores de la UE está cambiando este paradigma, imponiendo restricciones incluso antes de que los productos lleguen al mercado.
La reacción de ambas empresas destaca un dilema crucial en cuanto a la tendencia de una regulación preventiva de la Inteligencia Artificial. Por un lado, puede proteger la privacidad y la competencia, pero también puede frenar el acceso a esta tecnología avanzada.
Además, la demora en la disponibilidad de herramientas con IA en la Unión Europea podría tener un impacto económico significativo. Las empresas y usuarios europeos podrían quedar rezagados en comparación con regiones donde las regulaciones son menos estrictas.
Este enfoque preventivo puede convertirse en un arma de doble filo para la UE, ya que sólo puede ser realmente eficaz si se adopta globalmente. De lo contrario, podría llevar a la región a sacrificar su liderazgo en innovación tecnológica y afectar su economía frente a otras potencias como Estados Unidos y China.
La tensión entre la regulación y la innovación es actualmente una cuestión delicada. Si bien la protección de la privacidad y la competencia es esencial, es crucial encontrar un equilibrio que no impida el acceso a tecnologías que pueden impulsar la actividad económica y mejorar la calidad de vida de las personas.
Las disputas entre las grandes tecnológicas y los reguladores de la UE continuarán hasta que exista claridad sobre lo que pueden o no pueden hacer estas empresas al entrenar y ofrecer acceso a sus nuevos productos impulsados por Inteligencia Artificial, ya que su influencia y poder pueden tener implicaciones importantes para el futuro de la adopción de esta tecnología.